
Las autoridades federales y estatales de Estados Unidos investigan la presencia de “dispositivos explosivos improvisados” hallados tras el tiroteo del domingo en una iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Grand Blanc Township, Míchigan, donde cuatro personas murieron y el atacante fue abatido por la policía.
El Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) desplegó un equipo técnico de referencia nacional para evaluar los artefactos encontrados en la escena, sin precisar su número ni composición.
En paralelo, el FBI indicó que en las últimas 24 horas entrevistó a más de un centenar de testigos y víctimas mientras “agota pistas” para establecer el móvil. Según la Casa Blanca, las pesquisas preliminares apuntan a que el presunto autor, identificado como Thomas Jacob Sanford, de 40 años, habría actuado por odio hacia la fe mormona.
De acuerdo con el parte policial, el atacante estrelló su vehículo contra el edificio, abrió fuego y luego provocó un incendio cerca de las 10:25 a.m.; siete minutos después fue “neutralizado” por dos agentes.
El hospital Henry Ford Genesys reportó ocho heridos de entre 6 y 78 años: cinco por arma de fuego (uno crítico) y tres por inhalación de humo (dos ya de alta, uno intubado). La gobernadora Gretchen Whitmer agradeció la labor de los primeros respondedores y pidió evitar especulaciones mientras avanzan las investigaciones.