Indignación en Haití por gasto gubernamental en visita del presidente colombiano

Mientras la violencia de las pandillas ha desplazado a más de un millón de personas y muchas áreas sufren una grave crisis económica y de seguridad, los ciudadanos se cuestionan por qué se destinan tan grandes recursos para una breve visita presidencial cuando existen necesidades urgentes.

El gobierno haitiano invirtió más de 3,8 millones de dólares para mejorar la infraestructura de la ciudad costera de Jacmel en preparación para la visita del presidente colombiano Gustavo Petro, lo que ha generado descontento entre muchos haitianos.

La extensión de la pista de aterrizaje del aeropuerto local, la renovación de calles y el restablecimiento de la electricidad en áreas que llevaban años sin servicio eléctrico dejaron a la población sorprendida, dado el contexto de deterioro en el país.

Mientras la violencia de las pandillas ha desplazado a más de un millón de personas y muchas áreas sufren una grave crisis económica y de seguridad, los ciudadanos se cuestionan por qué se destinan tan grandes recursos para una breve visita presidencial cuando existen necesidades urgentes.

Antoine Jean-Baptiste, un electricista desempleado que vive en un refugio improvisado, expresó su frustración señalando que el gobierno no tiene fondos para resolver problemas esenciales como la seguridad o la educación, pero sí encuentra dinero para una visita de apenas unas horas.

Por otro lado, funcionarios haitianos, como el ministro de Economía y Finanzas, Alfred Métellus, argumentaron que la inversión en Jacmel podría tener un impacto positivo en la economía local y en la reactivación del turismo.

Sin embargo, muchos habitantes de otras partes del país se sienten olvidados y denuncian que el dinero destinado a la visita podría haberse utilizado en necesidades más urgentes, como reforzar la seguridad o mejorar las condiciones de vida de los desplazados por las pandillas.

En Jacmel, aunque algunos celebran la restauración de la electricidad y la mejora de infraestructuras, otros muestran escepticismo, alegando que los beneficios no serán duraderos ni alcanzarán a todos los ciudadanos.