Cada 22 de marzo, el Día Mundial del Agua se celebra en todo el mundo, una fecha establecida por la ONU en 1993 con el objetivo de sensibilizar sobre la crucial importancia del acceso al agua potable y la gestión responsable de los recursos hídricos.
En 2025, esta conmemoración adquiere un significado aún más profundo, ya que la crisis del agua se intensifica en diversas regiones, exacerbada por el cambio climático, un crecimiento poblacional desmedido y la contaminación.
Bajo el lema “Agua para la paz”, este año se enfatiza el papel vital que desempeña el agua en la estabilidad y el desarrollo a nivel global. Garantizar un acceso equitativo a este recurso esencial no solo salvaguarda la salud pública y la seguridad alimentaria, sino que también previene conflictos y fortalece la colaboración internacional. La ONU advierte que más de 2.200 millones de personas continúan sin acceso a agua potable segura, y en muchas áreas, la escasez de agua genera tensiones tanto entre comunidades como entre países.
En América Latina, la situación es crítica. La contaminación de ríos y la sobreexplotación de acuíferos presentan retos significativos. Por ejemplo, naciones como México y Chile han enfrentado sequías prolongadas que han impactado severamente el suministro de agua potable y la producción agrícola. En este contexto, República Dominicana ha intensificado sus esfuerzos con campañas de concienciación y programas de reutilización de agua para hacer frente a esta crisis.
Este Día Mundial del Agua de 2025 va más allá de una simple celebración; se erige como un llamado urgente a la reflexión y la acción con el fin de proteger el recurso más valioso del planeta. La situación demanda un compromiso colectivo para salvaguardar el agua y asegurar que todas las personas tengan acceso a este derecho fundamental.