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Haití, sumergido en violencia, crisis sanitaria y abandono mental

La violencia y la falta de atención médica han creado un estado de estrés postraumático colectivo en Haití. La escasez de medicamentos ha encarecido los precios, y más personas mueren por problemas de salud mental que por armas.

Lisbeth Báez
Lisbeth Báez
30 marzo, 2025 - 4:53 PM
5 minutos de lectura
Imagen ilustrativa.
Crisis en Haití
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La crisis de violencia y la escasez de medicamentos han empujado a Haití a una emergencia humanitaria silenciosa, donde miles de personas viven atrapadas entre el miedo, el dolor y el abandono.

Con un sistema de salud al borde del colapso, los pacientes psiquiátricos y las víctimas de violencia emocional son ahora los rostros invisibles de una tragedia nacional.

En Puerto Príncipe, el caos es parte del paisaje cotidiano: disparos, barricadas en llamas y motocicletas rugiendo entre calles sucias y saturadas. Más de 3.5 millones de haitianos viven en zonas controladas por pandillas, donde la violencia de género, los secuestros y el abuso sexual se han convertido en armas de terror. Según la ONU, más de 5,600 personas murieron en 2024 por causa directa de la violencia, además de 2,212 heridos y 1,494 secuestros.

Entre el ruido de las balas y el eco de la desesperanza, el trauma colectivo crece. “Haití está en un estado de estrés postraumático colectivo”, advierte el psiquiatra Jean-Robert Augustin, quien tuvo que huir del país junto a su familia. La “fuga de cerebros” médica, aunque no cuantificada oficialmente, ya impacta de forma crítica en el sistema de salud: según la Red Nacional de Defensa de Derechos Humanos, el personal médico se ha reducido en un 70 %.

En lo que alguna vez fue el majestuoso Teatro Rex, hoy se levantan carpas improvisadas que albergan a cientos de desplazados. Allí, Joceline Pierre, madre de ocho hijos, lucha por sobrevivir sin alimentos ni medicamentos. “A veces no tengo fuerzas para levantarme”, confiesa. Como ella, el 67 % de las mujeres desplazadas presenta síntomas de depresión severa, según Journal of Affective Disorders.

Una de las historias más desgarradoras es la de Joveline Pierre, violada frente a su esposo y testigo de su asesinato. Vive desde entonces en el Teatro Rex. “Las noches son las peores. Cierro los ojos y revivo todo”, dice. El 75 % de las mujeres sobrevivientes de violencia sexual en Haití no recibe atención psicológica, según Human Rights Watch.

La falta de medicamentos agrava aún más la crisis. El hospital psiquiátrico Mars and Kline, único de su tipo en el país, cerró en marzo de 2024 por falta de insumos y violencia en la zona. Casos como el de Jean-René Pierre, un joven con esquizofrenia que fue asesinado tras quedarse sin tratamiento, se repiten en silencio. “Estas muertes no se contabilizan”, afirma el psiquiatra Max-Weber Victor.

En paralelo, los precios de los medicamentos se han disparado. Una caja de paroxetina cuesta ahora 10,000 gourdes (unos 77 dólares), casi el salario mensual promedio del país. La extorsión de pandillas en las carreteras ha encarecido aún más las importaciones desde República Dominicana.

“Estamos usando medicamentos antiguos con efectos secundarios graves, porque no hay otra opción”, alerta Pierre Hugues Saint-Jean, presidente de la Asociación de Farmacéuticos de Haití. Más de 20 farmacias han sido incendiadas en Puerto Príncipe solo este año.

Con hospitales cerrados, médicos exiliados, madres al borde del colapso y una generación que crece entre el miedo y el abandono, Haití vive una crisis sanitaria, social y psicológica sin precedentes. Un país donde la muerte llega no solo por las balas, sino también por la tristeza, la ansiedad, el dolor sin consuelo.

“Más personas han muerto por depresión en Haití que por armas”, resume con crudeza el psicólogo Ronald Florestal. Pero en medio del caos, el sufrimiento mental sigue siendo el gran silencio de una nación que clama por ayuda.

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