
El Gobierno de México puso en marcha un inédito operativo de gran escala en el estado de Michoacán, con el objetivo de desmantelar las principales estructuras del narcotráfico que operan en la región.
La decisión se produce pocos días después del asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, ocurrido el pasado 1 de noviembre, un hecho que conmocionó a México y generó fuertes críticas por el avance del crimen organizado en Michoacán.

Según el informe de Milenio, cinco unidades de las Fuerzas Especiales de la Secretaría de Marina (Semar) tendrán la misión de detener a los cabecillas de los principales cárteles que operan en Michoacán. Estas unidades, altamente entrenadas en francotiradores, explosivos y operaciones de asalto, solo se desplegarán cuando los servicios de inteligencia confirmen la ubicación exacta de los objetivos.

Entre los criminales más buscados se encuentran William Edwin Rivera Padilla, alias El Barbas, presunto líder regional del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG); Nicolás Sierra Santana, alias El Gordo Viagra, jefe del grupo Los Viagras; así como los primos César Alejandro Sepúlveda Arellano (El Botox) y Andrés Alejandro Sepúlveda Álvarez (El Fresa), integrantes de Los Blancos de Troya.
También se busca a otros líderes de La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, dos de las organizaciones con mayor influencia histórica en la región.
El despliegue incluirá el uso de cinco aeronaves no tripuladas (drones) de la Marina, que serán utilizadas para labores de inteligencia, seguimiento de objetivos y reconocimiento de terreno. Estas herramientas permitirán ubicar los movimientos de los capos y coordinar con precisión las incursiones terrestres.
Una vez localizados los objetivos, las fuerzas de élite partirán hacia los puntos identificados para realizar las capturas y trasladar a los detenidos a prisiones de máxima seguridad, en coordinación con la Fiscalía General de la República (FGR).
El operativo forma parte del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, presentado por la presidenta Sheinbaum el pasado domingo. Este programa contempla la participación de 1,781 elementos de la Secretaría de Marina, incluidos los miembros de las unidades especiales encargadas de combatir directamente a las organizaciones delictivas.

Además de la persecución de los capos, el plan incluye la destrucción de laboratorios clandestinos, campos de adiestramiento y centros de operaciones del narcotráfico, así como medidas para proteger las zonas mineras de la región, frecuentemente afectadas por extorsión, robo de explosivos y control territorial por parte de los cárteles.
Otro de los componentes del plan contempla operaciones de seguridad en áreas de alto valor económico, como las minas de hierro, donde grupos criminales suelen exigir pagos ilegales a empresarios y trabajadores.

Los marinos también se encargarán de desactivar artefactos explosivos colocados por los cárteles, que en los últimos meses se convirtieron en una amenaza constante para las fuerzas de seguridad y la población civil.
Los reconocimientos aéreos con drones permitirán localizar rutas de tráfico y campamentos clandestinos en zonas montañosas, facilitando intervenciones rápidas y coordinadas.
El macrooperativo en Michoacán representa una de las primeras grandes pruebas de la estrategia de seguridad del gobierno de Claudia Sheinbaum, quien prometió enfrentar al crimen organizado con una política basada en inteligencia, prevención y uso estratégico de la fuerza.

Con Michoacán como uno de los epicentros históricos del narcotráfico en México, el éxito o fracaso de esta operación podría marcar el rumbo de su administración en materia de seguridad y definir la capacidad del Estado mexicano para recuperar el control territorial en regiones dominadas por los cárteles.
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