
Diogo Jota, futbolista portugués, jugador del Liverpool FC, y su hermano André Silva murieron en un accidente automovilístico ocurrido en la madrugada del jueves en un tramo aislado cerca de la ciudad de Zamora, al noroeste de España, según confirmó la Guardia Civil a The Associated Press.
De acuerdo con las autoridades, el vehículo en el que viajaban —un Lamborghini— se salió de la carretera y se incendió. Ambos hermanos fueron encontrados sin vida en el interior del automóvil. Los bomberos acudieron al lugar para controlar el fuego, que también alcanzó la vegetación cercana.
La policía investiga las causas del accidente, ocurrido pasada la medianoche, y por el momento se descarta la participación de otros vehículos. Se está realizando un análisis forense para confirmar la identidad de los cuerpos, mientras se evalúa la hipótesis de que el siniestro se debió a un neumático reventado. No se ha determinado quién conducía.
Diogo Jota, de 28 años, y su hermano André Silva, de 25, eran los únicos ocupantes del vehículo. Jota formó parte de la selección nacional de Portugal y fue una figura clave en la reciente conquista de la Liga de Naciones. Su hermano militaba en el club Penafiel, en las divisiones inferiores del fútbol portugués.
El fallecimiento de Jota se produce apenas unas semanas después de su matrimonio con Rute Cardoso, con quien tenía tres hijos, la más pequeña nacida en 2024. En redes sociales, el jugador había compartido una publicación diciendo: “Sí para siempre”.
El Liverpool FC expresó su pesar a través de un comunicado oficial:
“El club está devastado por el trágico fallecimiento de Diogo Jota y su hermano André. No haremos más comentarios por el momento y pedimos respeto para la privacidad de su familia, amigos y compañeros de equipo mientras enfrentan esta pérdida inimaginable”.
Jota se unió al Liverpool en 2020 procedente del Wolverhampton y ganó tres títulos con el club, incluido el campeonato de la Premier League.
La Federación Portuguesa de Fútbol también lamentó profundamente la tragedia. Su presidente, Pedro Proença, afirmó:
“El fútbol portugués está completamente devastado. Más que un jugador excepcional, Diogo era una persona extraordinaria, admirado y respetado por todos. Hemos perdido a dos campeones cuya ausencia es irreparable”.