
El primer ministro, Sébastien Lecornu, propuso al Parlamento suspender la impopular reforma de las pensiones de 2023 hasta la próxima elección presidencial, prevista en 2027, para superar la profunda crisis política que sacude a Francia.
La suspensión de esta reforma era una de las líneas rojas de la oposición socialista para no sumar sus votos a los del resto de la izquierda y la extrema derecha para tumbar al tercer gobierno de Macron en menos de un año.
El retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y el aumento a 43 años a partir de 2027 de la cotización necesaria para una pensión completa cristalizan desde su adopción en 2023 el descontento con la política del presidente centroderechista.