
La clase política francesa reaccionó con posturas encontradas tras la muerte de Brigitte Bardot, figura emblemática del cine europeo cuya trayectoria artística fue ampliamente reconocida, pero cuyos posicionamientos políticos de extrema derecha generaron fuertes controversias en las últimas décadas.
La actriz falleció el domingo a los 91 años en su residencia del sur de Francia. Tras conocerse la noticia, medios internacionales difundieron imágenes icónicas y recordaron su impacto en la industria cinematográfica.
Bardot alcanzó notoriedad mundial en 1956 con la película Y Dios creó a la mujer y participó en cerca de medio centenar de producciones. En 1973 se retiró definitivamente de la actuación para concentrarse en la defensa de los derechos de los animales, causa a la que dedicó el resto de su vida.
No obstante, su legado quedó marcado por reiteradas polémicas debido a sus vínculos con la extrema derecha. Fue condenada en cinco ocasiones por incitación al odio, principalmente por declaraciones contra la comunidad musulmana y contra habitantes de la isla de Reunión, a quienes calificó de manera despectiva.
La actriz murió acompañada de su cuarto esposo, Bernard d’Ormale, exasesor político vinculado a sectores ultraderechistas. Un representante de su fundación animalista afirmó que Bardot falleció de manera tranquila, tras recibir palabras de afecto de su pareja.
El presidente Emmanuel Macron la describió como una “leyenda” del cine del siglo XX y destacó que encarnó una vida marcada por la libertad. Desde la extrema derecha, varias figuras fueron de las primeras en expresar condolencias, entre ellas Marine Le Pen, a quien Bardot apoyó públicamente en elecciones presidenciales pasadas.
Desde sectores conservadores se planteó la posibilidad de un homenaje nacional, mientras que dirigentes de izquierda mostraron posiciones más cautelosas. Algunos reconocieron su aporte cultural, pero subrayaron que su pensamiento político no puede desligarse del debate público.
Otras voces, como la de la diputada ecologista Sandrine Rousseau, fueron abiertamente críticas y cuestionaron lo que consideraron una contradicción entre su defensa de los animales y su indiferencia frente a otras causas humanitarias.
Antes de morir, Bardot había expresado su deseo de un entierro sencillo, sin ceremonias multitudinarias, preferiblemente en su propiedad o, en su defecto, en el cementerio de Saint-Tropez. Nacida en París en 1934, se casó cuatro veces y tuvo un hijo. En entrevistas recientes, afirmó sentirse orgullosa de su carrera artística, la cual —según dijo— le permitió dar visibilidad a la única causa que consideró esencial: la protección de los animales.