
El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó este martes sobre el crecimiento sostenido de la deuda pública global y la ralentización económica mundial, fenómenos impulsados por el mayor gasto en defensa, el envejecimiento poblacional y las altas tasas de interés.
En su más reciente Monitor Fiscal, el organismo llamó a los gobiernos a optimizar el uso de los recursos públicos y a priorizar inversiones en infraestructura, innovación y educación.
El FMI destacó que casi todos los países poseen margen para mejorar la eficiencia del gasto, señalando brechas del 31 % en economías avanzadas, 34 % en emergentes y 39 % en países en desarrollo. Según el informe, una mejor gestión del gasto público podría elevar el rendimiento de la inversión pública entre 30 y 40 %.
El organismo también advirtió que el incremento del gasto militar, especialmente en Europa debido a conflictos como el de Rusia y Ucrania, ha presionado los presupuestos nacionales y desplazado fondos destinados a otras áreas estratégicas.
El FMI recomendó redireccionar al menos un 1 % del Producto Interno Bruto (PIB) hacia proyectos de infraestructura o capital humano, lo que podría generar un aumento del crecimiento económico a largo plazo de hasta 3 % en economías avanzadas y 6 % en las emergentes.
El documento identifica dos combinaciones clave para el desarrollo sostenible: educación e investigación (I+D) en las economías más desarrolladas, e infraestructura y capital humano en las emergentes.
La implementación de políticas que fomenten la equidad social es fundamental para garantizar que las reformas estructurales no solo favorezcan a un pequeño grupo, sino que también contribuyan al bienestar general. Esto implica diseñar estrategias que aborden las desigualdades existentes y promuevan oportunidades para todos, independientemente de su origen socioeconómico.
En conclusión, las reformas estructurales deben ir de la mano con políticas de equidad social para lograr un desarrollo sostenible y justo. Solo así se podrá construir una sociedad más equitativa y próspera, donde todos tengan la oportunidad de mejorar su calidad de vida.
El FMI enfatizó que crecimiento económico y equidad social no son excluyentes, y que invertir en educación y programas sociales no solo reduce la desigualdad, sino que fortalece el desarrollo a largo plazo.