Nueve meses han transcurrido desde la trágica muerte de Ángel de Jesús Figari, un bebé de cinco meses, mientras estaba bajo el cuidado de la Guardería Bautista Cristocéntrica en Santo Domingo Norte. Para sus padres, Yohanna Figari y Rodolfo de Jesús Pilar, la pérdida sigue siendo un dolor palpable, ahora intensificado por su frustración ante la reacción del sistema judicial.
El 23 de enero de 2025, Yohanna recibió una llamada alarmante: Ángel había enfermado repentinamente. Fue llevado al hospital Dr. Ángel Contreras, donde se confirmó su fallecimiento. Desde ese momento, el sufrimiento se ha entrelazado con la búsqueda de respuestas sobre lo que consideran una grave negligencia.
Los informes del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) revelaron que la causa de muerte fue asfixia mecánica por broncoaspiración, con anoxia cerebral y edemas, clasificando el deceso como violento.
El Ministerio Público detalló que el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI) había visitado la guardería, donde se registraron quejas sobre las frecuentes molestias nasales del niño. El día del incidente, el menor fue dejado en su corral mientras la cuidadora atendía a otra persona, ignorando las normas de supervisión.
Los hallazgos en la escena fueron preocupantes: la cama y el corral estaban limpios, pero se encontraron residuos en las vías respiratorias del bebé.
El Ministerio Público solicitó al tribunal un cambio en la medida de coerción, pidiendo tres meses de prisión preventiva tras descubrir que los acusados habían trasladado la guardería sin notificar a las autoridades. Sin embargo, el Tribunal de Monte Plata no aprobó esta solicitud, manteniendo medidas menos severas: una garantía económica de RD$100,000 a cada imputado, presentaciones periódicas ante el tribunal y una orden de alejamiento respecto a la familia del menor.
Para los padres, esta decisión refleja una falta de seriedad ante un caso que consideran de extrema gravedad. Yohanna comentó: "No buscamos venganza, sino justicia. Si las autoridades no actúan, otros niños seguirán en peligro". Rodolfo señaló: “¿Qué hará la justicia dominicana en este caso? Esto fue un simple descuido”.
Yohanna conserva las pertenencias de Ángel como un vínculo con su hijo, aferrándose a su mantita, biberón y juguetes. Cada objeto representa un recuerdo invaluable. “Jamás imaginé esto; soy una madre responsable”, reflexionó.
El caso de Ángel Figari subraya una lección dolorosa: la seguridad de los niños debe ser la máxima prioridad. La negligencia, aunque no intencional, tiene consecuencias irreversibles. La responsabilidad de quienes cuidan a los más pequeños no puede ser subestimada. Sin efectivas, la sociedad sigue siendo vulnerable, y cada niño merece crecer en un entorno seguro y medidas protegidas.