La Asociación de Promotores y Constructores de Viviendas del Cibao celebró en Santiago de los Caballeros la tercera edición de su panel económico, donde expertos analizaron la coyuntura actual y plantearon claves para acelerar el desarrollo nacional desde la región Norte.
Bajo el tema “Del freno al acelerador”, los economistas Raúl Ovalle y José Luis de Ramón evaluaron el desempeño reciente de la economía, el impacto de la desaceleración y los retos estructurales que marcarán las perspectivas de crecimiento hacia 2026.
RD mantiene niveles históricamente bajos de riesgo país
Ovalle destacó que, pese a una desaceleración profunda y atípica, la República Dominicana mantiene niveles históricamente bajos de riesgo país y conserva la confianza de inversionistas internacionales, agencias calificadoras y organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, que proyectan una recuperación para 2026. Subrayó que el sector construcción, con una contracción cercana al 4 %, resulta clave para el Cibao, región que concentra alrededor del 40 % del ecosistema inmobiliario nacional.
La economía dominicana enfrenta una desaceleración, pero mantiene bajo riesgo país y confianza internacional.
El sector construcción, clave para el Cibao, registra una contracción cercana al 4 %.
La recuperación económica se proyecta hacia la segunda mitad de 2026.
Proyectos estratégicos y el nearshoring pueden impulsar inversión y crecimiento.
Expertos llaman a mejorar productividad, gasto público y gobernanza.
“El reto no es solo reactivar la demanda, sino ajustarla a la capacidad adquisitiva real de los hogares. Si logramos alinear oferta y necesidades, la recuperación será más sostenible”, afirmó Ovalle, quien señaló que proyectos estratégicos como la Autopista del Ámbar pueden dinamizar la economía regional y atraer inversión privada.
Por su parte, De Ramón centró su análisis en los factores estructurales que limitan el crecimiento, como la baja productividad, el capital humano y la gobernanza. Indicó que mejorar la eficiencia del gasto público, especialmente en educación y energía, será determinante para aprovechar oportunidades como el nearshoring, estimadas en hasta US$1,700 millones anuales para el país.
Ambos economistas coincidieron en que la República Dominicana enfrenta una ventana estratégica para impulsar crecimiento, inversión y modernización industrial, siempre que exista voluntad política, visión de largo plazo y liderazgo empresarial comprometido.
El encuentro cerró con un llamado a no caer en la complacencia y a promover decisiones de política pública basadas en datos, evidencia y una acción coordinada entre el sector privado, el gobierno y la academia.