
La visión sobre la actividad física en pacientes con cáncer ha cambiado de manera radical. Mientras antes se recomendaba el reposo, hoy existen evidencias médicas de que el ejercicio no solo es seguro en la mayoría de los casos, sino que además es terapéutico y puede mejorar la recuperación.
De acuerdo con especialistas de Mass General Cancer Center, mantenerse activo ayuda a reducir los efectos secundarios de los tratamientos, combate la fatiga, mejora el ánimo y hasta puede disminuir el riesgo de recurrencia de algunos tipos de cáncer. “Algo de movimiento es mejor que nada”, señaló el doctor Steve Wechsler, al recomendar empezar de manera gradual y progresiva.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda al menos 150 minutos semanales de actividad moderada o 75 minutos de actividad vigorosa, cifras que también aplican a pacientes oncológicos. Incluso, la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer sugiere hasta 300 minutos semanales de ejercicio moderado para mayores beneficios.
Los especialistas resaltan que no se necesita un gimnasio: caminar, subir escaleras, bailar o practicar yoga pueden marcar la diferencia. Además, incorporar ejercicios de fuerza y equilibrio ayuda a reducir la pérdida muscular, prevenir caídas y fortalecer las articulaciones.
Este cambio de enfoque coincide con iniciativas como el Plan Estratégico Nacional de Cáncer Infantil 2023-2030 en República Dominicana, que busca reducir en un 25 % la mortalidad por cáncer en menores de 18 años, integrando la medicina del estilo de vida como parte del tratamiento.