
Especialistas en neurología alertan que ciertos productos, si se consumen en malas condiciones o sin la debida precaución, pueden provocar enfermedades graves e incluso permanentes.
La neuróloga Mary Ann Picone, del Centro Médico Holy Name de Nueva Jersey, explicó a Fox News que, aunque las enfermedades transmitidas por los alimentos suelen asociarse con problemas gastrointestinales, algunas toxinas y patógenos actúan directamente sobre el sistema nervioso, causando daños que pueden ser severos o duraderos.
Uno de los principales riesgos proviene de los alimentos enlatados en mal estado, que pueden estar contaminados con la toxina botulínica. Este compuesto ataca los nervios, provoca parálisis muscular y, en casos extremos, puede ser mortal.

En ese sentido, el neurólogo Baibing Chen advierte que las latas abultadas, agrietadas o con abolladuras profundas son señales de alerta, y que el botulismo no se neutraliza completamente al calentar el contenido. El riesgo es mayor en conservas caseras de baja acidez, como judías verdes, espárragos, maíz, carne, ajo y pescado fermentado.
El segundo alimento peligroso identificado por los expertos es el pescado procedente de arrecifes tropicales, como barracuda, mero y jurel. Estos pueden contener ciguatoxina, una neurotoxina producida por algas que no se destruye al cocinar el pescado. Su consumo puede provocar síntomas neurológicos como hormigueo, entumecimiento, alteraciones en la percepción del calor y el frío, e incluso pesadillas intensas.

El tercer riesgo señalado es la carne de cerdo poco cocida, que puede transmitir neurocisticercosis, una infección provocada por larvas de tenia que migran al cerebro. Esta enfermedad puede causar dolores de cabeza, convulsiones y es una de las principales causas de epilepsia adquirida en el mundo.
Los especialistas subrayan que la prevención comienza con la selección y preparación adecuada de los alimentos, evitando riesgos que puedan comprometer la salud neurológica.