El sentido común también es clave para entender cómo envejecemos. El doctor Marvin Edeas, especialista en mecanismos celulares, profesor en la Universidad de París y fundador de la World Mitochondria Society, comparte las bases de un envejecimiento activo y saludable.
En colaboración con Clarins, Edeas explica cómo las mitocondrias —encargadas de producir la energía que sostiene la vida— son esenciales en este proceso y cómo nuestros hábitos influyen en su funcionamiento. Para él, “envejecer no es casualidad, puede ser una elección”.
El té verde, sin leche, es rico en EGCG, un potente antioxidante. La leche, en cambio, reduce su efectividad. El café, especialmente el arábica de calidad, estimula la mitofagia, el mecanismo que repara las mitocondrias dañadas.


Aunque recomienda el ayuno intermitente, si se desayuna conviene que sea algo ligero, con pan integral y sin zumo de naranja. El exceso de azúcar acelera el envejecimiento al generar estrés oxidativo.

Ni sedentarismo ni exceso. El punto medio es la clave: yoga, pilates y caminatas al aire libre en entornos con buena calidad de aire son ideales para reducir inflamación y cuidar la expresión genética.

La interacción con otros estimula el cerebro y protege la salud mental. Incluso pequeñas conversaciones diarias aportan beneficios, siempre evitando entornos tóxicos. Como dice el doctor: “La energía también viene de las personas que nos rodean”.

Manzanas, cebollas, fresas, brócoli y probióticos refuerzan la salud celular y mitocondrial. La quercetina y la fisetina son antioxidantes que favorecen la comunicación entre células y eliminan las que ya no funcionan correctamente.

Los cosméticos ayudan, pero tienen un alcance limitado. Según Olivier Courtin-Clarins, director de la firma, el verdadero poder está en el estilo de vida. Las cremas, sobre todo las inspiradas en la epigenética, son un buen complemento, pero nunca sustituyen a los hábitos saludables.