
Elon Musk, encargado por Donald Trump de "desmantelar la burocracia gubernamental", avanzó en su misión con una estrategia inesperada que evitó la intervención del Congreso.
En lugar de crear una nueva agencia, el equipo legal del expresidente optó por reformular la United States Digital Service (USDS), fundada durante la administración de Barack Obama, convirtiéndola en la United States DOGE Service (DOGE).
Este movimiento permitió a Musk iniciar su plan de reestructuración sin necesidad de aprobación legislativa, blindando así su autoridad dentro del Gobierno.
La incertidumbre sobre el alcance y la influencia de DOGE sigue creciendo, mientras la Administración de Trump avanza con su agenda de recortes en la burocracia federal.
Este movimiento le otorgó al CEO de Tesla la llave de la contabilidad, el acceso a datos más sensibles y le permitió ser más autónomo como parte del Ejecutivo, ya que no ha tenido que explicar sus planes ante ningún comité del Capitolio.
Todo el proceso ha sido bastante opaco, de hecho, no se conocía quién trabajaría con Musk hasta que la revista Wired reveló que se trata de seis ingenieros de entre 19 y 25 años sin un currículum demasiado extenso y con nula o escasa experiencia en instituciones de gobierno.
Además, el pasado fin de semana, Musk accedió al sistema de pagos del Departamento del Tesoro, el mayor pagador de dinero público a parte de las cuentas militares, después de que el último funcionario en contra de que esto ocurriera dimitiese.
Esta puerta abierta hasta el corazón de la Administración ha hecho saltar las alarmas entre aquellos que creen que podría haber un conflicto de intereses con las empresas del multimillonario y un intento de acumular poder ilegalmente.
"Lo que sea que esté haciendo DOGE no es democrático", dijo el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, esta semana.
La Casa Blanca, por su parte, ha insistido en que Musk es "empleado gubernamental especial" de Trump, quien aseguró que el magnate "no puede y no hará nada sin su aprobación".
"Trump hizo campaña en todo este país con Elon Musk, prometiendo que Elon iba a dirigir el DOGE, y los dos, con un gran equipo a su alrededor, iban a mirar los recibos de esta Administración y asegurar que rindiera cuentas a los contribuyentes estadounidenses", se defendió la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, este miércoles.
Dos de las empresas en las que el magnate es un accionista importante, Tesla, de la que es director ejecutivo, y SpaceX, de la que posee el 50 %, tenían contratos federales multimillonarios antes de su llegada a la Administración. Ahora, desde dentro, el hombre más rico del mundo podría incurrir en conflictos de intereses, algo que la Casa Blanca ha prometido evitar.
En las dos semanas que lleva en Washington, Musk ha cerrado la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID),la mayor agencia humanitaria estatal del mundo.
Sus trabajadores en Washington han recibido una orden por correo electrónico para quedarse en casa y las oficinas amanecieron precintadas, dando pie a enfrentamientos entre los que querían entrar a trabajar y recoger sus cosas y los cuerpos de seguridad que lo impedían.
La ansiedad es palpable en grupos de mensajes o foros de empleados públicos federales o del Servicios Exterior, donde comparten experiencias y dudas sobre el proceso desencadenado por Musk.
Además, se han cancelado los contratos de los trabajadores de programas de equidad, diversidad e inclusión, con los que Musk asegura que ha ahorrado a EE.UU. "mil millones de dólares".
Algunos trabajadores del Gobierno están recibiendo presiones para que renuncien a sus puestos y han recibido mensajes informándoles de que "la mayoría de agencias federales se reducirán y reestructurarán" en una campaña que Musk ha bautizado como "Fork in the Road" (El desvío), de la misma manera que anunció recortes cuando tomó control de Twitter.
El tándem Trump-Musk está buscando cerrar otras agencias y hasta el Departamento de Educación, o al menos desmantelarlo.
Está por ver si el Congreso o los tribunales deciden actuar de alguna manera respecto a estos contratos y/o agencias federales, pero para eso aún hay que esperar.
Lo que por ahora sí que está claro es, que como avanzaron los republicanos cuando la nueva Administración tomó posesión, parece que en Estados Unidos se avecinan muchos cambios.