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El PRM en su laberinto perredeísta

Pablo McKinney
Pablo McKinney
15 enero, 2025 - 6:56 PM
4 minutos de lectura

Es cierto. Ni ser valiente debería salir tan caro, ni debería un demócrata pagar tan alto precio por tener un corazón digno de ejercer la democracia, que es justo lo que ocurre con Luis Abinader y su decisión de respetar la Constitución y no ceder a la presión/tentación de hacer lo que en nuestra democracia han hecho -o han pretendido hacer- todos los presidentes que presidente han sido: modificar la Constitución para poder repostularse. 

Abinader llegó al exceso de modificar la Carta Magna para prohibir lo ya prohibido y dificultar que en el futuro nuestros próximos presidentes vuelvan a sus andadas, pues la marrullería zorruna de nuestros líderes es la expresión –(cada quien la aplica con más o menos talento)- de una cultura política autoritaria, clientelar, mercantilista y mesiánica que, desde Pedro Santana hasta ayer, rige y manda en el país. 

Faltando tres años y siete meses para el fin de la actual administración, saben los dominicanos -incluidos los perremeístas- que no existe la ninguna posibilidad de que Abinader continúe dirigiendo el país más allá de agosto 2028. 

La parte lamentable de este gran acierto y mejor ejemplo del mandatario es que, hasta ahora, no ve uno ninguna señal que le sugiera que su gabinete de gobierno estará a la altura de su decisión heroica, inusual y por lo mismo histórica. 

El PRM tienen urgentes tareas pendientes que van desde definir su identidad y sus prioridades, hasta definirse ideológicamente. Pero la más importante de todas consiste en superar la herencia perredeísta que le conduce a la autoflagelación, como tantas veces uno le ha advertido. 

Lo de las precandidaturas a destiempo -desarrolladas con mayor o menor disimulo y habilidad según el tamaño del ego del aspirante- no fuera tan graves, sino supiéramos que desde 2020 -con sus excepciones- en el PRM la promoción de unos se ha hecho en detrimento de otros, olvidando los señores el consejo de Lily Tomlin: “el problema de ascender pisando a los demás es que, aunque subas, no aumenta tu estatura”.

Visto el escenario, Abinader debería asumir -AYER- la presidencia de la organización y consolidar su función de árbitro de un proceso electoral interno que mal llevado podría sacar al PRM del gobierno. Un PRM que en 2028, (si las elecciones fueran mañana), se enfrentaría a un partido político que nació con candidato presidencial Ad vitam y heredero. Pues sí…

El bulevar de la vida 

Pablo McKinney 

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