El papa: Somos "cómplices" al adquirir productos que utilizan mano de obra infantil

El papa también añadió que «las instituciones, incluidas las eclesiásticas, y las empresas pueden marcar la diferencia dirigiendo sus inversiones hacia las compañías que no utilicen ni permitan el trabajo infantil».

El papa Francisco afirmó este miércoles «que si deseamos erradicar el trabajo infantil, no podemos ser sus cómplices» y denunció que esto ocurre «cuando adquirimos productos que utilizan mano de obra infantil», durante la audiencia general celebrada en el aula Pablo VI.

«¿Cómo puedo comer y vestirme sabiendo que detrás de esa comida o de esa ropa hay niños explotados, que trabajan en vez de ir a la escuela? Tomar conciencia de lo que compramos es un primer acto para no ser cómplices. Algunos dirán que, como individuos, no podemos hacer mucho. Es cierto, pero cada uno puede ser una gota que, unida a muchas otras gotas, puede convertirse en un mar», dijo el papa en su catequesis.

«Mirad de dónde vienen esos productos», recalcó Francisco.

El papa también añadió que «las instituciones, incluidas las eclesiásticas, y las empresas pueden marcar la diferencia dirigiendo sus inversiones hacia las compañías que no utilicen ni permitan el trabajo infantil».

Aunque «muchos Estados y organizaciones internacionales ya han promulgado leyes y directrices contra el trabajo infantil, se puede hacer más», agregó.

Citando el ejemplo de algún país en Latinoamérica donde para recolectar los arándanos «se requieren manos pequeñas» y «por lo tanto, lo hacen los niños». «Los esclavizan desde pequeños», denunció.

Francisco dedicó la catequesis a «los cientos de millones de menores que se ven obligados a trabajar» y «muchos de ellos expuestos a labores especialmente peligrosas, a pesar de no tener la edad mínima para asumir las obligaciones de la adultez».

«Por no hablar de los niños y niñas que son esclavos de la trata para la prostitución o de la pornografía, y de los matrimonios forzados», agregó.

También afirmó que «el maltrato infantil, sea cual sea su naturaleza, es un acto despreciable y atroz. No es simplemente una lacra de la sociedad y un crimen; es una gravísima violación de los mandamientos de Dios».

Asimismo, sostuvo que «ningún niño debería sufrir abusos» e instó a «despertar las conciencias, practicar la cercanía y la solidaridad concreta con los niños y jóvenes abusados y, al mismo tiempo, crear confianza y sinergias entre quienes se comprometen a ofrecerles oportunidades y espacios seguros en los que crecer con tranquilidad».

Lamentó que, especialmente en las grandes metrópolis, «hay niños que se dedican al tráfico de drogas y a diversas actividades ilícitas» y expresó su pesar de que «cuando en la calle, en el barrio de la parroquia, estas vidas perdidas se presentan ante nuestra mirada, a menudo miramos hacia otro lado».

Finalmente, pidió que «nos detengamos a escuchar el sufrimiento de quienes no tienen voz, de aquellos que carecen de educación. Luchar contra la explotación, especialmente la infantil, es la forma de construir un futuro mejor para toda la sociedad».