El papa se levanta y se sienta, mientras continúa el tratamiento para la neumonía bilateral que sufre

Francisco tuvo una buena noche y desayunó temprano en la mañana, en el sexto día de hospitalización en el Gemelli de Roma.

El papa Francisco ha pasado la noche con tranquilidad y, en varias ocasiones, se ha levantado y sentado en un sillón de su habitación en la décima planta del hospital Gemelli, según informaron fuentes vaticanas, mientras sigue recibiendo tratamiento por la neumonía bilateral diagnosticada.

«El corazón está soportando bien» los tratamientos y respira de manera autónoma, explicaron asimismo las fuentes.

Francisco tuvo una buena noche y desayunó temprano en la mañana, en el sexto día de hospitalización en el Gemelli de Roma. Esto ocurre después de que el martes se comunicara un deterioro en su estado de salud debido a la neumonía bilateral y una infección polimicrobiana que lo llevaron a ser ingresado el pasado viernes.

El papa no recibe visitas, ya que necesita «descanso absoluto», y solo acceden a su habitación sus secretarios, quienes le llevan algunos documentos.

Terapia adicional para la neumonía y «reposo absoluto»

El pontífice, de 88 años, «sufre una neumonía bilateral que requiere una terapia farmacológica adicional a la que se utiliza para la infección polimicrobiana y su estado clínico sigue siendo «complejo», informó el Vaticano en el último parte médico.

«La tomografía computarizada de tórax a la que se sometió el Santo Padre, prescrita por el equipo sanitario vaticano y por el equipo médico de la Fundación Policlínico A. Gemelli, mostró la aparición de una neumonía bilateral que requiere terapia propia, según el comunicado.

Además, «la infección polimicrobiana, que se presenta en un contexto de bronquiectasias y bronquitis asmática, y que exige el uso de terapia antibiótica con cortisona, complica aún más el tratamiento terapéutico».

Por todo ello, la Santa Sede destaca que «los exámenes de laboratorio, las radiografías de tórax y las condiciones clínicas continúan mostrando un cuadro complejo» para Francisco, quien deberá mantener el «reposo absoluto» que le prescribieron los médicos hace dos días.

A pesar de todas las complicaciones, el pontífice, de 88 años, «se encuentra de buen humor» y está recibiendo grandes muestras de cariño tanto fuera como dentro del hospital, donde las familias de los niños ingresados en el departamento de oncología le han enviado cartas y dibujos.