En su primer mensaje de Navidad como pontífice, el papa León XIV pidió justicia, estabilidad y reconciliación en los principales conflictos del mundo, con especial atención a Medio Oriente y Europa del Este.
En su primer mensaje de Navidad antes de impartir la tradicional bendición Urbi et Orbi, el papa León XIV hizo un llamado firme a la paz en Medio Oriente y exhortó a las partes involucradas en la guerra de Ucrania a entablar un diálogo sincero para poner fin al conflicto.
Desde el balcón central de la basílica de San Pedro, lugar donde el pasado 8 de mayo se presentó oficialmente como nuevo pontífice, Robert Prevost de origen estadounidense y peruano afirmó que “cada uno de nosotros puede y debe hacer lo que le corresponde para rechazar el odio, la violencia y la confrontación, y practicar el diálogo, la paz y la reconciliación”.
Ante miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro, a pesar de la lluvia, el papa dedicó un mensaje especial a los cristianos que viven en Medio Oriente, recordando su reciente visita al Líbano. “He escuchado sus temores y conozco bien su sentimiento de impotencia ante dinámicas de poder que los superan”, expresó.
El pontífice pidió a Dios “justicia, paz y estabilidad para el Líbano, Palestina, Israel y Siria”, al tiempo que instó a rezar de manera especial por el pueblo ucraniano, para que “cese el estruendo de las armas” y que, con el respaldo de la comunidad internacional, las partes encuentren “el valor para dialogar de manera sincera, directa y respetuosa”.
Asimismo, encomendó “al Príncipe de la Paz todo el continente europeo”, deseando que continúe inspirado por un espíritu comunitario, solidario y fiel a sus raíces cristianas.
El Papa León XIV imploró paz y consuelo para las víctimas de todas las guerras que aún persisten en el mundo, especialmente aquellas que han quedado fuera de la atención internacional. Mencionó de manera explícita a países como Sudán, Sudán del Sur, Malí, Burkina Faso y la República Democrática del Congo, donde la violencia, la persecución religiosa y el terrorismo siguen afectando a millones de personas.
El pontífice también pidió el cese de la violencia en Haití y exhortó a los líderes políticos de América Latina a priorizar el diálogo y el bien común por encima de las divisiones ideológicas. Además, se refirió a la situación en Birmania, al restablecimiento de la amistad entre Tailandia y Camboya, y a las recientes catástrofes naturales ocurridas en el sur de Asia y Oceanía.
Finalmente, recordó que Jesús “asume nuestra fragilidad” y se identifica con quienes lo han perdido todo, como los habitantes de Gaza, y con quienes sufren hambre y pobreza, como el pueblo yemení.