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El Papa Francisco emitió el martes una fuerte crítica hacia el gobierno de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, condenando su política de deportaciones masivas de migrantes.
En una carta dirigida a los obispos estadounidenses, el pontífice advirtió que expulsar a personas únicamente por su estatus migratorio atenta contra su dignidad inherente y podría tener consecuencias negativas.
Francisco instó a los países a acoger, proteger, promover e integrar a quienes huyen de la pobreza, la violencia y los desastres climáticos.
El equilibrio entre seguridad y dignidad humana
Si bien el Papa reconoció que los gobiernos tienen el derecho de proteger a sus ciudadanos y velar por su seguridad, enfatizó que este objetivo no debe justificar la deportación indiscriminada de personas en situación vulnerable. Señaló que muchas de ellas han abandonado sus países debido a la pobreza extrema, la violencia o el deterioro ambiental, y que su expulsión sin alternativas las deja en una situación de mayor desamparo.
Citando las Sagradas Escrituras y la historia del pueblo de Israel, Francisco subrayó el derecho de todo ser humano a buscar refugio y mejores oportunidades en otros territorios. Asimismo, expresó su inquietud por las políticas de Estados Unidos, las cuales, en su opinión, pueden asociar erróneamente la inmigración irregular con la criminalidad.
Un llamado a la reflexión
"Lo que se construye sobre la base de la fuerza, y no sobre la verdad de que la dignidad es igual para todos los seres humanos, comienza mal y terminará mal", escribió el pontífice en su carta.
Mientras tanto, la Casa Blanca, a través de su portavoz Karoline Leavitt, informó que desde la toma de posesión de Trump el 20 de enero, más de 8,000 personas han sido detenidas en operativos de control migratorio. Algunas han sido deportadas, mientras que otras permanecen en centros de detención, incluidos algunos en la Base Naval de la Bahía de Guantánamo, Cuba.
Las declaraciones del Papa Francisco reavivan el debate sobre el trato a los migrantes y los principios de humanidad que deben guiar las políticas migratorias globales. Su llamado invita a los gobiernos a encontrar soluciones que equilibren la seguridad nacional con el respeto a la dignidad y los derechos de quienes buscan un futuro mejor.