Un simple gesto puede reducir el estrés, elevar el ánimo y preparar el cuerpo para un descanso más profundo en cuestión de minutos. Así lo destacan especialistas citados por GQ, quienes explican cómo Lüften —el ritual alemán de abrir ventanas para renovar el aire— se ha convertido en una pieza clave del bienestar diario en ese país.
En Alemania, Lüften no es solo “ventilar": es una práctica profundamente integrada en la rutina nacional. La población lo aplica en hogares, escuelas, oficinas y edificios públicos como una forma consciente de mantener aire limpio y cuidar la salud.
Su origen se relaciona con los meses fríos, cuando la calefacción mantiene las viviendas cerradas y aumenta el riesgo de humedad, moho y aire viciado. Con el tiempo, el gesto de abrir ventanas entre clases, reuniones o actividades se volvió parte del estilo de vida alemán.

De acuerdo con GQ, que recoge información de Huffington Post, Lüften se practica a través de dos técnicas principales, integradas en la narrativa cotidiana de los hogares alemanes:
Ambas formas permiten una renovación rápida y eficaz del aire interior.
Según GQ, citando a The Nutrition Insider, este hábito aporta mejoras concretas a la calidad del aire interior y al bienestar general:
Además, la entrada de aire fresco favorece la producción de serotonina, la llamada “hormona del bienestar”. Esto se traduce en mejor estado de ánimo, mayor energía, concentración sostenida y mayor claridad mental. En oficinas y espacios de trabajo, se evidencia menor fatiga y más productividad.
Ventilar antes de dormir también es clave. The Nutrition Insider explica, según recoge GQ, que abrir las ventanas un par de horas antes de acostarse evita el sobrecalentamiento del dormitorio y disminuye niveles de CO₂, dos factores que perjudican la calidad del descanso.
Con esta preparación previa, no es necesario mantener la ventana abierta durante toda la noche: basta con refrescar el ambiente para lograr un sueño más profundo y reparador.
GQ propone una rutina simple para integrar este hábito:
La clave está en la constancia. No importa la estación del año: unos minutos de aire fresco bastan para notar beneficios duraderos en energía, estado de ánimo y descanso.
Lüften, aunque profundamente alemán en su origen, es una práctica universal, gratuita y fácil de adoptar. Como resalta GQ, este hábito tiene el potencial de transformar la vida diaria al mejorar la calidad del aire, potenciar la vitalidad y favorecer un sueño más reparador. Un gesto simple con efectos sorprendentemente poderosos.
Fuente: Infobae