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El mercado municipal de La Romana enfrenta un severo abandono. Lo que debería ser un espacio para la venta de alimentos ahora está invadido por basura, vehículos abandonados, perros, cadáveres de animales e incluso viviendas improvisadas de mendigos.
Al entrar, los visitantes son recibidos por un hedor desagradable. Los comerciantes señalan que la afluencia de compradores ha disminuido, ya que muchos prefieren ir a los supermercados.
En algunas áreas, lo que antes eran espacios de venta se han transformado en hogares. Las sábanas sirven de puertas, mientras que cartones y hierros improvisan ventanas. En uno de los pabellones, el descuido es evidente: hay heces fecales, colchones rotos, vidrios quebrados, ropa desgastada y comida en estado de descomposición.
La basura se acumula y, según un residente, son los mismos vecinos quienes llevan sus desperdicios en vehículos, a pesar de los llamados a la responsabilidad.
Héctor Taveras, quien vive frente al mercado desde hace más de 20 años, expresó su tristeza por la situación. Mencionó que las aguas negras de los barrios cercanos se filtran hacia el mercado, especialmente en días de lluvia, creando un foco de contaminación.
Taveras criticó al síndico Eduardo Kery, afirmando que ha descuidado el mercado y que la recolección de basura es escasa.
Además, los vehículos abandonados ocupan una esquina y dos solares cerca de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett). Las autoridades han indicado que estos autos están a la espera de sus dueños, mientras son vigilados por el personal.
Muchos negocios han cerrado debido a la baja afluencia de clientes. Los vendedores ofrecen frutas como piña, mango y lechosa, así como auyama, aguacate, víveres, pollo y cerdo.
José Alberto Rijo, quien lleva 30 años sosteniendo a su familia con su puesto en el mercado, lamentó que “la situación es crítica”. Rijo comentó que el mercado ya no es lo que solía ser. Además de la creciente contaminación, las calles están en mal estado, lo que dificulta el transporte de las personas.
“Vea cómo están esas calles, casi no se puede caminar. El síndico prometió pavimentar cuando asumió, pero no ha hecho nada”, añadió Rijo, señalando que las ventas han caído drásticamente.
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