El CONEP y el bien común

Fue esperanzador que el vicepresidente Dargam, iniciando sus palabras, dejara claro que “construir un país no es tarea de un solo sector”, que se requiere de liderazgo colectivo y de responsabilidad compartida. ¡En lo de responsabilidad compartida está el detalle!. Al fin, la democracia es un esfuerzo colectivo desde intereses que con demasiada frecuencia chocan y hay que consensuarlos, regularlos, y para eso existen los gobiernos.

Fue una buena mañana que reunió a gran parte del liderazgo empresarial y político para conmemorar el 62 aniversario del CONEP. Pero fue mucho más, porque con los planteamientos,-tanto del presidente Marranzini como del vicepresidente ejecutivo Dargam-, uno pudo confirmar los avances del sector, donde debemos destacar una parte históricamente olvidada o incomprendida, que remite a León Felipe, que no era empresario, pero sí mago de la palabra y el buen decir, por aquello de que “no es lo que importa llegar solo ni pronto, sino con todos y a tiempo”.

Por eso fue esperanzador que el vicepresidente Dargam, iniciando sus palabras, dejara claro que “construir un país no es tarea de un solo sector”, que se requiere de liderazgo colectivo y de responsabilidad compartida. ¡En lo de responsabilidad compartida está el detalle!. Al fin, la democracia es un esfuerzo colectivo desde intereses que con demasiada frecuencia chocan y hay que consensuarlos, regularlos, y para eso existen los gobiernos.

A malos tiempos, no solo buenos besos (que es cosa de amores impertinentes, Ay!) sino también de grandes consensos. Hay aspectos donde la visión no puede ser política ni económica sino de Patria que,-es bueno recordarlo-, somos todos, pues aquí unos llegaron en helicóptero, otros en yates, muchos en yola, pero todos estamos navegando en el mismo barco. ¡Qué es un hombre sin una patria!

La reciente reunión de nuestros cuatro presidentes de la República, y ahora este evento del CONEP,  mostrándonos estadísticamente todo lo logrado y marcando la ruta que está recorriendo gran parte de nuestras élites económicas allí representadas, es una buena y alentadora señalen estos tiempos de incertidumbre, cuando el comportamiento del presidente de EE. UU., país al que estamos “atados y bien atados”,solo genera temores y expone al mundo a una tercera guerra mundial que quizás ya inició.

Mañana de buenas señales (y nostálgicos saludos). Nuestras élites económicas parecen tener claro (“y digamos que era hora)”que el balance financiero de una empresa, siendo fundamental, no es ya más importante que el “balance del bien común”, que remite a indicadores intangibles como la dignidad, la responsabilidad social, la sostenibilidad ecológica (la madre tierra) y la solidaridad con todos los grupos que participan en las actividades de cada empresa. No olvidemos al León de la poesía y menos al de santa Iglesia: Lleguemos con todos y a tiempo”.