Todo es ruindad y mentira. El mundo mundial patas arriba.
El Departamento de Estado de Estados Unidos presenta cada año un Informe sobre el estado de los Derechos Humanos en todo el mundo, menos en su territorio.
¡Quién lo diría! Ellos, que han creado en cada país bajo su égida, una sociedad civil a su servicio, que utilizan el viejo cuento de la democracia, los derechos humanos o el narcotráfico para golpear enemigos, y desacreditar adversarios.
Ellos, que solo respetan los resultados electorales cuando les favorecen, van ahora tras los tesoros de Venezuela, el país con las mayores riquezas naturales del continente. Por eso, declaran terrorista al presidente de esa nación, ofrecen una recompensa por su captura, y colocan portaviones nada intrépidos y submarinos nucleares (sin marinos de nudoso pañuelo) en sus costas. Todo ocurre, mientras aquí, sus guardias mandones nos visitan para “bajar línea”, pero no miran hacia el terrorismo de las bandas paramilitares de Haití.
Son socios del tirano Putin y de una China comunista que soporta su economía, pero ¡vea Ud.! están preocupados por la democracia y los derechos humanos en Venezuela, mientras con Rusia se engullen a la anciana Europa, humillan a sus líderes en la “escuelota” de la Casa Blanca, pero sin Freddy, y se reparten la zona de influencia de cada cual, como Ucrania o Dominicana.
¡Hay que ver vainas! El líder único y mundial del genocidio nuclear (Hiroshima) preocupado por la vida, por la democracia, por los derechos humanos… y una M que no es de martes.
Son terribles. Simón Bolívar lo advirtió, y Rubén Darío nos lo dijo en un poema “A Roosevelt”.
En este nuevo tablero geopolítico, nuestra patria marcha sin alternativa ninguna de soberanía política ni económica, dependencia total. Y todo con el silencio cómplice de patrioteros del odio racista, cuyo patriotismo sólo llega hasta El Masacre.
El escenario de hoy es lo más parecido al mundo entre guerras mundiales en la desvencijada Europa. No sabemos cuándo ni qué pasará, pero esperamos la hecatombe en cualquier momento. La alianza de los místeres con Rusia para frenar a China es lo de menos. Solo que China no es una pobre patria, frontera imperial vencida, ay, que ellos pueden mancillar a su antojo. Entonces, tócala otra vez, Cabral, “Que llueva, que llueva/ el mundo está en peligro/ Cuidado hombre pequeño/ los grandes se han reunido”.