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El Gobierno de Estados Unidos confirmó que el petrolero interceptado esta semana frente a las costas de Venezuela será trasladado a un puerto estadounidense, donde su cargamento de crudo será formalmente confiscado bajo un proceso legal federal.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, explicó que, aunque el gobierno tiene la intención de requisar el petróleo, deberá seguirse el procedimiento judicial establecido para incautaciones de este tipo.
“El buque irá a un puerto estadounidense y existe un proceso legal que será seguido”, indicó durante una rueda de prensa.
Leavitt detalló que el barco —identificado como Skipper— está actualmente en “proceso de decomiso” y que agentes federales se encuentran a bordo realizando interrogatorios a la tripulación.
La operación contó con la participación conjunta del Departamento de Justicia, el Departamento de Guerra y la Guardia Costera de EE. UU.
El Skipper, descrito por Washington como un “buque fantasma”, ya había sido sancionado por transportar petróleo iraní hacia mercados ilícitos. Aunque en esta ocasión trasladaba crudo venezolano, un juez federal ordenó su incautación debido a sus antecedentes de contrabando, según publicó The New York Times.
El operativo incluyó helicópteros, lanchas rápidas y personal armado estadounidense que abordó la embarcación, acción que el Gobierno de Nicolás Maduro calificó como un “asalto” y un “robo”.
La incautación se produce en medio de una escalada de tensiones entre Estados Unidos y Venezuela, tras meses de despliegue militar estadounidense en el Caribe bajo el argumento de combatir el narcotráfico. Washington acusa al gobierno de Maduro de facilitar actividades ilícitas, algo que Caracas rechaza.
Consultada sobre si la operación busca combatir el tráfico de drogas o perseguir intereses petroleros, Leavitt aseguró que la Administración Trump está “enfocada en hacer muchas cosas” en la región.
Detener el flujo de drogas y aplicar sanciones, afirmó, son “dos prioridades muy importantes” para el gobierno.