Diversión con precaución

Imposible colocar un policía al lado de cada ciudadano. Mucho menos en Navidades, época de intensos desplazamientos y aglomeraciones. Entonces, una importante franja de la seguridad corresponde a la prudencia y responsabilidad familiar.

La tradición pauta encuentros en los que abundan más bebidas que comidas y que suelen extenderse hasta la medianoche. Muchos toman un giro después de los excesos para aumentar las estadísticas de muertes y lisiados.

Sobran las advertencias de las consecuencias nefastas de mezclar alcohol y velocidad, empero sectores del comercio con capacidad de presión mediática fuerzan la liberalización del control de horarios. Que hasta los colmadones (conversión del arroz y habichuelas en alcohol) puedan estar abiertos “hasta el amanezca”…

Todos los gobiernos hacen esfuerzos por activar mecanismos de control de excesos y de prevención de delitos en una temporada de aumento de la masa monetaria y de mayores compras minoristas.

Navidad con garantía de paz 2.0” es la apuesta de la administración Abinader, con el desplazamiento de 22 mil 794 policías, apoyados por 5 mil militares para labores de patrullaje con el objetivo de “fortalecer la tranquilidad social y reducir la incidencia delictiva”.

“La paz no se decreta, se construye entre todos”, afirmó la ministra de Interior, Faride Raful al presentar la iniciativa oficial, y precisó: “Nuestro equipo estará en cada esquina, en cada carretera, en cada punto crítico.

Pero, el verdadero operativo ocurre en cada hogar donde se elige celebrar con sensatez. Al dueño de colmadón que quiere extender su horario, recuerde que esas horas extras pueden tener un costo en vidas. Al que piensa manejar después de brindar: su familia lo espera vivo.

Las estadísticas históricas del período navideño respaldan la exhortación de la funcionaria, pero año tras año comerciantes interesados activan perversas campañas contra la funcionaria hasta con marcha frente al Palacio Nacional.

Su articulación con sectores mediáticos es muy efectiva. “Quebrarían” si no hay liberalización de horarios, tal es el nivel del chantaje que procuran instalar en el ánimo público y del más alto nivel político.

Se pagarán memes y viralizaciones contra Fadul buscando dinamitar todos los controles legales y en procura de mayores ganancias en Navidades, sin importar las consecuencias. La defensa de la “diversión de los dominicanos” es importante solo a partir de los ingresos en cajas.

Algunos “expertos” de ocasión “demostrarán” la importancia del alcohol y las madrugadas en las celebraciones dominicanas y se pronunciarán contra “esta dictadura”, que impide “la sana” diversión. “Que persigan a los delincuentes y no molesten a la gente de trabajo”, dramatizarán. Esos mismos irresponsables calificaron a los peledeístas de “los quitagustos”, cuando adoptaron medidas de control.

En esta época se celebra la vida, nacimiento de Jesús de acuerdo a la tradición católica; de consiguiente, resulta absurdo procurar la muerte.

Afortunadamente, el gobierno no ha cedido a las presiones, que, ¡oh, casualidad!, siempre se centran en la ministra de Interior, con la complicidad ocasional de sectores del gobierno y de ámbitos de aspirantes presidenciales que rinden culto al populismo (¿o al oportunismo?).

Los ciudadanos dominicanos deben ejercer su derecho a la felicidad con responsabilidad, como siempre, pese al ruido de minorías, que por el volumen de su ruido y su amplificación en redes sociales, dan la impresión de que todo el país es un bochornoso teteo.

Acuda a los centros comerciales con preocupación y no se eche al bolsillo todo el dinero del “doble”, ni deje bultos visibles en el vehículo que atraigan a rateros. En estos últimos casos, pérdida de lo adquirido y un alto precio por la reposición del cristal destruido.

Y no deje el trago cerca de los niños