
Cada año, el segundo jueves de marzo se conmemora el Día Mundial del Riñón, una fecha impulsada por la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) y la Federación Internacional de Fundaciones Renales (IFKF) con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la importancia de la salud renal.
Esta iniciativa nació en 2006 ante la creciente incidencia de enfermedades renales en el mundo, muchas de ellas prevenibles con hábitos saludables y chequeos médicos oportunos.
El Día Mundial del Riñón busca informar sobre los factores de riesgo de enfermedades renales, promover la detección temprana y destacar la necesidad de acceso universal a tratamientos. Cada edición se enfoca en un tema específico para abordar distintos aspectos de la salud renal y sus desafíos globales.
Las enfermedades renales crónicas afectan a millones de personas en todo el mundo, muchas veces sin síntomas evidentes en sus primeras etapas. Cuando se diagnostican, la enfermedad puede haber avanzado significativamente, comprometiendo la calidad de vida del paciente.
A nivel global, la insuficiencia renal crónica es una de las principales causas de muerte, y su prevalencia sigue en aumento debido al envejecimiento de la población, la diabetes y la hipertensión arterial.
La elección de una fecha fija en el calendario responde a la necesidad de visibilizar esta problemática y fomentar la prevención. Al designar el segundo jueves de marzo como el Día Mundial del Riñón, se logra una movilización coordinada en diferentes países con actividades educativas, jornadas médicas y campañas de concienciación.
Los riñones son órganos vitales encargados de filtrar la sangre, eliminando toxinas y el exceso de líquidos a través de la orina. También regulan el equilibrio de electrolitos, controlan la presión arterial y contribuyen a la producción de glóbulos rojos mediante la secreción de eritropoyetina.
A pesar de su relevancia, las enfermedades renales suelen ser silenciosas y se detectan en fases avanzadas, cuando el daño ya es irreversible.
Las causas más comunes de enfermedad renal incluyen:
Uno de los principales objetivos del Día Mundial del Riñón es promover la prevención mediante la adopción de hábitos saludables. La detección temprana es clave para evitar complicaciones graves y reducir la necesidad de tratamientos como la diálisis o el trasplante renal. Entre las medidas preventivas destacan:
Realizar chequeos médicos periódicos: Especialmente en grupos de riesgo, como diabéticos e hipertensos.
Mantenerse hidratado: Beber suficiente agua ayuda a los riñones a eliminar toxinas y a funcionar correctamente.
Seguir una dieta equilibrada: Reducir el consumo de sal, azúcares y grasas protege la salud renal.
Controlar la presión arterial y el azúcar en sangre: Especialmente en personas con antecedentes familiares de enfermedad renal.
Evitar el abuso de medicamentos nefrotóxicos: El uso prolongado de antiinflamatorios no esteroides (AINEs) puede afectar la función renal.
Fuente: Infobae