
David Américo Ortiz Arias, conocido mundialmente como “Big Papi”, fue exaltado este miércoles en el Bulevar de las Estrellas, donde quedó inmortalizado durante un acto cargado de emoción que celebró tanto su grandeza deportiva como su impacto social dentro y fuera del béisbol. El homenaje coincidió con su 50 cumpleaños, celebrado el 18 de noviembre.
El ministro de Cultura, Roberto Ángel Salcedo, resaltó que Ortiz se ha convertido en una figura cultural para el país, más allá de sus hazañas en el terreno. Señaló que su carrera es un ejemplo de disciplina y superación para las nuevas generaciones, al recordar sus más de 500 jonrones, más de 2,400 imparables y sus 10 participaciones en Juegos de Estrellas.
Salcedo también destacó el carisma del expelotero, afirmando que su personalidad ha trascendido incluso en las transmisiones deportivas internacionales.
La semblanza del homenajeado estuvo a cargo del comunicador Héctor Gómez, quien repasó la trayectoria del exjugador desde sus inicios con los Marineros de Seattle en 1992 y su posterior paso a los Mellizos de Minnesota. Gómez recordó que en 2003 Ortiz llegó a los Medias Rojas de Boston por recomendación de Pedro Martínez, luego de impresionarlo en el terreno.
El comunicador también mencionó el papel determinante del ingeniero Christian “Bambi” Lugo, quien gestionó su firma con los Leones del Escogido y posteriormente lo ayudó a adoptar formalmente el apellido Ortiz.

Durante la ceremonia fueron resaltados los principales hitos de Big Papi:
Gómez incluso consideró que el reconocimiento al mejor bateador designado debería llevar el nombre de David Ortiz, por la dimensión de su legado.
El acto también resaltó momentos claves de su vida fuera del terreno, entre ellos su liderazgo tras los atentados de 2013 en Boston, cuando pronunció la frase que quedó marcada en la memoria de la ciudad: “Esta es nuestra ciudad”.
Se recordaron además historias personales que han marcado su vínculo con la comunidad, incluyendo el agradecimiento público de una madre a quien Ortiz ayudó con sus hijas, episodio que conmovió profundamente al exjugador.
La actividad concluyó con una ovación para Big Papi, destacando que su legado no se mide solo en estadísticas, sino en la huella que ha dejado en miles de personas.
Con su placa ya en Cooperstown y ahora una estrella en el Bulevar, Ortiz agradeció visiblemente emocionado el homenaje, expresando que este reconocimiento tiene un valor especial y reiterando su amor por la República Dominicana.