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Crimen organizado amenaza latente en RD

"La frontera con Haití y el avance de las redes delictivas ponen a prueba la seguridad nacional y la estabilidad de la región."

Pavel De Camps Vargas
Pavel De Camps Vargas
28 enero, 2025 - 5:12 PM
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RCC Media
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El crimen organizado se ha convertido en un desafío global que trasciende fronteras, impactando la economía, la seguridad y la cohesión social de los países. En el Caribe, particularmente en la República Dominicana, esta amenaza toma una dimensión crítica debido a su proximidad con Haití, un país profundamente afectado por la inestabilidad política, la pobreza extrema y el auge de las redes delictivas.

El Índice Global de Criminalidad Organizada, una herramienta pionera financiada por el Gobierno de los Estados Unidos y apoyada por la Unión Europea a través del programa ENACT, ofrece una visión integral de este fenómeno. Más allá de identificar los niveles de actividad criminal, el índice evalúa la capacidad de los estados para resistir estas redes, proporcionando un mapa claro de riesgos y fortalezas. Este artículo explora cómo el crimen organizado afecta a la República Dominicana y analiza las medidas necesarias para garantizar su seguridad y desarrollo sostenible.

La herramienta que mide el crimen organizado

El Índice Global de Criminalidad Organizada no es un simple ranking, sino un sistema de análisis que combina datos cualitativos y cuantitativos. Está diseñado para evaluar tanto la presencia de actividades delictivas (como el tráfico de drogas, la trata de personas y los delitos ambientales) como la resiliencia estatal, es decir, la capacidad de los gobiernos para prevenir y combatir el crimen organizado.

En América Latina y el Caribe, los hallazgos del Índice revelan un panorama preocupante: regiones estratégicas como Centroamérica y el Caribe son utilizadas como rutas clave para el narcotráfico y el comercio ilegal, con países como Haití y Venezuela enfrentando los mayores niveles de criminalidad.

La República Dominicana: vulnerabilidades y riesgos

La República Dominicana, con una población de 11,117,873 habitantes, enfrenta retos significativos derivados del crimen organizado, siendo un país clasificado como de ingresos medios altos y con un Índice GINI de 38.5. Con su estratégica ubicación costera y una economía altamente dependiente del turismo, el país se ha convertido en un centro de tránsito clave para actividades ilícitas como el tráfico de drogas, personas y armas, así como en un mercado de producción y consumo de bienes falsificados. Estas dinámicas están estrechamente vinculadas a la porosidad de su frontera con Haití, agravada por la inestabilidad de su vecino y la corrupción administrativa local.

Según el Índice Global de Criminalidad Organizada, la puntuación de criminalidad del país es de 5.02 sobre 10, colocándolo en el puesto 94 de 193 países evaluados. A pesar de registrar avances moderados en resiliencia, con una puntuación de 4.79, la República Dominicana ocupa el puesto 99 en capacidad de respuesta global, reflejando debilidades persistentes en la gobernanza, la aplicación de la ley y el sistema judicial.

Las actividades criminales más destacadas incluyen el tráfico de cocaína, el cual posiciona al país como el principal centro de tránsito del Caribe hacia Estados Unidos y Europa, y la trata de personas, que afecta principalmente a mujeres y niños en el turismo sexual. Además, el país enfrenta un tráfico creciente de armas ilegales, muchas provenientes de Estados Unidos, así como la explotación de flora, fauna y recursos naturales. Estas redes delictivas operan con la complicidad de actores privados y estatales, incluyendo funcionarios públicos y fuerzas de seguridad, lo que agrava los desafíos para combatir estas actividades.

Aunque el país ha mostrado avances en la creación de unidades policiales especializadas y la implementación de políticas contra el lavado de dinero, la corrupción sistémica, el hacinamiento penitenciario y las limitadas oportunidades económicas siguen siendo obstáculos críticos. Con su papel protagónico en rutas ilícitas transnacionales, la República Dominicana necesita fortalecer su cooperación internacional y adoptar reformas estructurales para garantizar su desarrollo sostenible y su seguridad interna.

Aunque la República Dominicana muestra una resiliencia moderada según el Índice, su ubicación geográfica y la situación crítica de Haití la exponen a un creciente riesgo de actividades delictivas transnacionales. La frontera de más de 380 kilómetros que comparte con Haití es un punto estratégico para el tráfico de personas, armas y drogas. Grupos criminales operan en ambos lados de la frontera, aprovechando los controles débiles y las brechas institucionales.

Entre los delitos más relevantes destacan:

  1. Tráfico de drogas: la República Dominicana es una ruta de tránsito clave para la cocaína que se dirige a América del Norte y Europa. Las redes criminales utilizan tanto la vía marítima como terrestre para sus operaciones.
  2. Trata de personas y migración irregular: la crisis humanitaria en Haití ha provocado un flujo migratorio descontrolado hacia la República Dominicana, lo que facilita la explotación de migrantes por parte de redes delictivas.
  3. Lavado de dinero: la expansión de actividades ilícitas ha permitido el surgimiento de esquemas financieros ilegales que afectan la economía formal.

La expansión de estas actividades no solo representa un desafío para las autoridades, sino que también impacta la percepción de seguridad de los ciudadanos, reduciendo la confianza en las instituciones y limitando las inversiones internacionales.

    Haití: el eslabón frágil que afecta a la República Dominicana

    Haití se encuentra en una de las posiciones más vulnerables del Índice Global de Criminalidad Organizada. Las redes de crimen transnacional prosperan en un entorno marcado por la corrupción, el colapso institucional y una extrema pobreza que afecta a más del 60% de la población.

    Esta situación repercute directamente en la República Dominicana. La crisis en Haití ha intensificado el flujo migratorio hacia territorio dominicano, lo que complica la gestión de recursos y la seguridad fronteriza. Además, el tráfico de armas, alimentado por el caos haitiano, ha incrementado los índices de violencia en las comunidades cercanas a la frontera, afectando a los ciudadanos y al turismo, uno de los pilares económicos dominicanos.

    La falta de coordinación bilateral y la limitada intervención de organismos internacionales agravan la situación, dejando a la República Dominicana frente a una amenaza creciente que exige respuestas inmediatas.

    Medidas urgentes: ¿Cómo puede responder la República Dominicana?

    El impacto del crimen organizado, combinado con la crisis haitiana, obliga a la República Dominicana a reforzar sus políticas de seguridad y a actuar de manera proactiva. Entre las medidas prioritarias se destacan:

    1. Reforzar la seguridad fronteriza: invertir en tecnología avanzada, como drones y sensores, para monitorear la frontera. Además, aumentar la presencia militar y policial en los puntos críticos.
    2. Fortalecer la cooperación internacional: establecer acuerdos con Haití y otras naciones del Caribe, además de colaborar mucho más estrechamente con INTERPOL y la Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional.
    3. Luchar contra la corrupción: la transparencia es clave para combatir el crimen organizado. Es esencial implementar reformas profundas en las instituciones gubernamentales y judiciales.
    4. Promover el desarrollo comunitario: invertir en educación, empleo y programas sociales en las zonas más vulnerables, reduciendo así la susceptibilidad de estas comunidades al reclutamiento por parte de grupos criminales.
    5. Implementar leyes más rígidas: asegurar que los delitos relacionados con el crimen organizado sean castigados con penas severas, reduciendo así la impunidad.

    Además, es crucial que la República Dominicana ejerza un liderazgo regional para atraer la atención internacional hacia la crisis haitiana y promover una solución integral.

    Estados Unidos y la Unión Europea: socios estratégicos en el combate al crimen organizado

    Tanto Estados Unidos como la Unión Europea deberían tener un interés mucho mayor y apoyar con una colaboración directa en fortalecer la capacidad de la República Dominicana para combatir el crimen organizado, dado que son los destinos finales más afectados por actividades como el tráfico de drogas. Estados Unidos, como uno de los principales financiadores del Índice Global de Criminalidad Organizada, puede desempeñar un rol crucial al proporcionar equipamiento avanzado, como sistemas de vigilancia tecnológica, escáneres para el control aduanero y herramientas de análisis de datos criminales. Además, la capacitación técnica para las fuerzas de seguridad dominicanas, basada en metodologías probadas en la lucha contra el narcotráfico y el lavado de dinero, permitiría una respuesta más efectiva y coordinada a las redes criminales transnacionales.

    De igual forma, la Unión Europea, a través del programa ENACT, tiene la oportunidad de expandir su apoyo en la región mediante iniciativas orientadas a fortalecer el sistema judicial, promover la transparencia gubernamental y fomentar la cooperación regional. Una colaboración más estrecha entre estos actores internacionales y la República Dominicana no solo beneficiaría a los países directamente afectados, sino que contribuiría a desarticular las redes delictivas que operan globalmente, ofreciendo así una solución compartida a un problema que trasciende fronteras.

      El crimen organizado es una amenaza que no puede ser ignorada. Para la República Dominicana, la situación de Haití actúa como un factor multiplicador de riesgos, poniendo a prueba la capacidad del Estado para proteger su territorio y a su población. Sin embargo, con estrategias integrales que combinen tecnología, cooperación internacional y desarrollo social, el país puede no solo resistir esta amenaza, sino también convertirse en un modelo de resiliencia en la región.

      La República Dominicana debe actuar ahora, no solo por su seguridad, sino por su futuro. Si no se toman medidas decisivas, el impacto del crimen organizado podría convertirse en un obstáculo insuperable para su desarrollo y estabilidad.


      Fuentes

      1. Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional. (2023). Índice Global de Criminalidad Organizada.
      2. Instituto de Estudios de Seguridad. (2023). Programa ENACT y Crimen Organizado en el Caribe.
      3. Unión Europea e INTERPOL. (2023). Cooperación Internacional en la Lucha contra el Crimen Transnacional.
      4. Naciones Unidas. (2023). Impacto de la Inestabilidad Haitiana en el Caribe.
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