La hipertensión, también conocida como "presión alta", afecta a más de mil millones de personas en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Si no se controla, puede llevar a serias complicaciones cardiovasculares, como infartos y accidentes cerebrovasculares, debido al daño que causa en los vasos sanguíneos y los órganos vitales. Aunque en casos graves los medicamentos son necesarios, el ejercicio físico es una estrategia clave para manejar la hipertensión de manera efectiva y duradera.
El ejercicio fortalece el corazón, mejora la circulación y reduce la rigidez arterial, permitiendo que el sistema cardiovascular funcione con mayor eficiencia. Además, ayuda a disminuir el estrés, un factor importante en las fluctuaciones de la presión arterial, y favorece el mantenimiento de un peso saludable, lo que aligera la carga sobre el sistema cardiovascular.
Sin embargo, no todos los ejercicios ofrecen los mismos beneficios para quienes padecen hipertensión. A continuación, se describen las actividades físicas más efectivas.
Las actividades aeróbicas, como caminar a paso ligero, nadar o andar en bicicleta, son altamente recomendadas para controlar la presión arterial. Estas prácticas mejoran la capacidad del corazón para bombear sangre, reducen la rigidez de los vasos sanguíneos y mejoran la condición física general.
Para obtener los mejores resultados, se recomienda realizar ejercicios aeróbicos de intensidad moderada, en los cuales se pueda mantener una conversación mientras se experimenta un ligero aumento en la respiración. Este tipo de ejercicio, conocido como “zona dos”, es ideal para mejorar la circulación sin sobrecargar el sistema cardiovascular.
Lo ideal es dedicar al menos 30 minutos diarios, cinco días a la semana, a una actividad aeróbica que sea agradable y fácil de sostener a largo plazo. La constancia y el disfrute son claves para obtener beneficios duraderos.
Fuente: Infobae