
El consultor político y de imagen, del PRM, Mariano Abreu, responsabilizó en entrevista en A Diario a los partidos de lo que está pasando sobre la corrupción, el narcotráfico en la política, que todo el mundo se meta en la polícia, personas cuestionadas que llegan al Congreso Nacional y candidatos que ganan porque prevalece el dinero.
"Los partidos políticos son, en gran medida, culpables de lo que está sucediendo hoy en día", afirmó.
Señaló que los partidos políticos han fallado en proponer líderes sensibles y competentes, llevando a la sociedad a elegir mal.
Agregó que existe una tendencia a postular a individuos sin la capacidad y ética necesarias, y estos candidatos, a menudo con recursos económicos, terminan ocupando posiciones de poder.
"Esta situación es crítica, ya que se ha denunciado que el Congreso está lleno de figuras inadecuadas. La responsabilidad recae tanto en los partidos por no seleccionar a los mejores representantes de la sociedad como en la misma sociedad, que parece aceptar estos líderes ineficaces", expuso.
"Una marca personal es un ser humano que, por su ser, por su haber y por su tener, es diferente", acotó.
Expresó que la marca personal se define como la percepción que los demás tienen de un individuo, y no está limitada a posesiones o estatus.
Manifestó que cualquiera puede ser una marca personal simplemente siendo auténtico y creando una impresión en el entorno social.
Adujo que el comportamiento, la manera de interactuar con los demás y la forma en que una persona se presenta son esenciales para construir una marca personal sólida.
Sostuvo que muchos pueden estar distraídos, incluso rodeados de personas, debido a su dependencia del celular, lo que les impide aprovechar oportunidades de interacción valiosas.

"Lo que consumimos al final es la reputación de alguien", expresó.
Adujo que la reputación y la marca personal de los funcionarios públicos pueden sufrir cambios drásticos debido a la incoherencia entre sus acciones y lo que previamente comunicaron.
Dijo que esta discrepancia puede tener un impacto inmediato en su imagen pública, lo que es especialmente preocupante en un contexto electoral.
Enfatizó que la percepción pública de un funcionario debe basarse en su desempeño y no en una sobreexposición o una autopromoción excesiva.

"Eres único e irrepetible, y como tal, tienes que ser diferente", sostuvo.
Manifestó que cada individuo posee un valor intrínseco que no debe depender de la aprobación externa, especialmente de aquellos que también pueden ser considerados desaprobados.
Subrayó que la búsqueda constante de validación entre pares puede llevar a una falta de reconocimiento del propio valor y singularidad.
Destacó que la idea de que cada persona tiene experiencias diferentes, lo que resulta en opiniones diversas sobre el mismo individuo, refuerza la noción de que todos son únicos y deben enfatizar su autenticidad en la sociedad.
"Cuando trabajas con un perfil y una imagen, es crucial cuidar aquella parte intangible de la reputación", acotó.
Exposo que en el contexto político, los consultores deben ayudar a los funcionarios a mantener una imagen pública efectiva. Esta gestión suele ser considerada fundamental en la política moderna, pero a menudo se observa una desconexión entre la imagen presentada y lo que realmente ocurre en la práctica.
Señaló que los políticos a menudo proyectan discursos que no se alinean con sus acciones reales, creando una incongruencia que puede ser dañina para su reputación. Un ejemplo mencionado es el caso de Santiago Jacín, quien había denunciado la corrupción y, sin embargo, se encontró involucrado en un escándalo de corrupción.
"Puedes engañar mucho tiempo a mucha gente, pero a lo único que no puedes engañar es a ti mismo", puntualizó.
El consultor y del PRM expresó que el deseo de reconocimiento y poder puede motivar a los individuos a actuar en maneras que traicionan sus principios fundamentales, algo que se refleja en el comportamiento político de algunos líderes actuales. Las familias que aspiran a posiciones de poder suelen tener un legado que se ve comprometido por prácticas éticamente cuestionables.
"El sector privado es más fácil. La gente del sector privado ya tiene claro lo que necesita", dijo.
Abreu comparó su experiencia en consultoría entre el sector público y privado. Señaló que en el sector privado, los clientes suelen tener una visión más clara de sus necesidades, lo que facilita la asesoría. En contraste, en el ámbito político existe una mayor interferencia y resistencia a las recomendaciones, lo que dificulta el trabajo de los asesores.
"Duramos una tarde entera haciéndole una sesión de fotos, más de mil fotos para buscar la foto adecuada", narró.
Abreu compartió una anécdota interesante sobre un cliente que requería un cambio de imagen. A pesar de la extensa sesión fotográfica, el cliente eligió una imagen que había tomado su esposa, lo que ilustra cómo la perspectiva personal de los clientes puede influir en sus decisiones. Esta situación resalta la dificultad de persuadir a los clientes en el ámbito de la consultoría.
"No lo compre para tenerlo en su estante, cómprelo para leerlo en familia", acotó.
Abreu promovió su libro Imarcología, destacando que se basa en neurociencia y neuroeducación. Enfatiza que la lectura en familia puede ser una actividad enriquecedora y que los lectores han encontrado que el contenido vale la pena. Invita a las familias a sentarse juntos y discutir los capítulos, fortaleciendo así la comunicación y el aprendizaje conjunto.