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El exdiputado Pelegrín Castillo dijo este viernes en El Rumbo de la Mañana que el conflicto entre Israel y Hamás es solo la superficie de una confrontación mucho más amplia.
Según el análisis hecho por uno de las voces experimentadas en geopolítica, se trata esencialmente de un enfrentamiento entre Irán e Israel, pero también entre dos grandes corrientes del islam: el chiismo y el sunismo.
“Ahí se han unido la hermandad musulmana, la versión palestina de la hermandad musulmana en Hamás, y la visión de la Revolución Islámica iraní”, explicó Castillo, quien subrayó que este bloque ha buscado desde los años 80 reconfigurar el poder regional y global.
Dijo que en este contexto, se observa la confluencia de intereses:
Que según sostuvo Pelegrín Castillo, van mucho más allá del territorio palestino. El liderazgo iraní y sus aliados, como Hezbolá y Hamás, han conformado una estructura de poder con el objetivo de cambiar el balance de fuerza en el Medio Oriente y debilitar la influencia de Occidente.
Destacó en su entrevista en el matutino de Rumba FM que esta situación debe entenderse dentro de la crisis global actual, caracterizada por el choque entre potencias como Estados Unidos, China y Rusia. “Tenemos que analizar eso en el contexto de la pugna de las grandes potencias de primer nivel”, señaló durante su entrevista.
En una conversación amplia que sostuvo Pelegrín Castillo con el equipo de El Rumbo de la Mañana, sobre los conflictos en la Franja de Gaza, Pelegrín Castillo, describió que en ese escenario, Donald Trump ha retomado protagonismo con una propuesta de paz que revive su antigua visión de los pactos abrahámicos.
De acuerdo a su explicación estos buscaban un acercamiento entre Israel y los países del Golfo Pérsico. “Lo que se está viendo es a un presidente Trump tratando de recuperar su propuesta original reformulada de los pactos abrahámicos”, expresó.
Indicó que durante su primer mandato, Trump intentó consolidar una alianza entre Israel y las monarquías del Golfo de orientación sunita, lideradas por Arabia Saudita, con el respaldo de Estados Unidos y Europa. La idea era crear un espacio económico y social estable en la región, mientras se aislaba a Irán y a sus aliados.
Esa estrategia apuntaba a disminuir la influencia de Teherán en el Medio Oriente, dejando a Hamás y Hezbolá fuera de los principales acuerdos regionales. “La pugna principal, el antagonismo principal que hay ahí en la zona es con Irán. No es con la hermandad musulmana”, puntualizó el experto.