El experto en temas migratorios, Gregorio Martínez (Toca Viajar), explicó en el programa El Mañanero que las reglas migratorias de Estados Unidos establecen diferencias claras entre los ciudadanos y los residentes permanentes en materia de solicitudes por matrimonio.
Mientras que el ciudadano estadounidense puede casarse y pedir nuevamente a su pareja de inmediato, el residente que obtuvo su estatus por matrimonio debe esperar un período de cinco años antes de hacerlo.
Martínez aclaró que una persona con ciudadanía estadounidense puede iniciar una nueva petición migratoria sin necesidad de esperar tras su divorcio.
“El que pide lo puede hacer al otro día si quiere. Claro, a usted le van a preguntar qué pasó, pero como una petición dura tanto tiempo, por ejemplo, una petición puede durar 5 años, puede durar 6 años, puede durar 3 años”, indicó.
“Siempre y cuando usted pueda demostrar que esa relación es de buena fe. Porque lo que pasa es que cuando ven poco tiempo entre el divorcio y el matrimonio te pueden cuestionar que fue muy rápido”, explicó.
El experto señaló que la clave está en demostrar la legitimidad del vínculo, especialmente cuando la nueva relación se formaliza poco después de la separación.
Martínez también precisó que las reglas son diferentes para quienes obtuvieron la residencia permanente a través del matrimonio. “Si una persona se casó y lo pidieron, la ley establece que si fue por matrimonio debe durar 5 años como residente para luego casarse y pedir a otra persona”, afirmó.
Por otro lado, aclaró que los residentes que obtuvieron su estatus por otra vía, como una petición de un hermano o de un hijo, no están sujetos a ese período de espera.
El especialista destacó la importancia de actuar con prudencia y asesorarse antes de iniciar una nueva solicitud, ya que las autoridades migratorias analizan con detalle los antecedentes personales y el historial de relaciones del solicitante.
Martínez concluyó recomendando a las personas recién divorciadas evaluar su situación y reunir la documentación necesaria para demostrar la buena fe en la relación antes de realizar una nueva petición migratoria.