
El entrenamiento cardiovascular es clave para mantener una buena salud física. Sin embargo, cuando existen molestias en las rodillas, elegir ejercicios seguros y efectivos puede resultar complicado. Frente a este escenario, el cardio de bajo impacto surge como una alternativa eficaz para mantenerse activo sin comprometer las articulaciones.

Especialistas y entrenadores coinciden en que es posible quemar calorías y mejorar la condición física cuidando una de las zonas más vulnerables del cuerpo. Nuevos enfoques como el HILIT ganaron popularidad entre personas con lesiones previas o que retoman el ejercicio tras un periodo de inactividad.
Actividades como correr, saltar o realizar movimientos explosivos pueden agravar el dolor de rodilla y aumentar el riesgo de lesiones. La entrenadora Alexz Parvi, especialista de Centr, advierte que rutinas inadecuadas pueden empeorar el malestar articular.
Cuando las rodillas presentan sensibilidad, el objetivo es reducir al máximo los impactos. Caminar, nadar o montar bicicleta se posicionan como opciones seguras, al generar menos estrés sobre las articulaciones sin renunciar a los beneficios del cardio.
El método HILIT (High Intensity, Low Impact Training) se convirtió en una de las alternativas más recomendadas. A diferencia del HIIT tradicional, que suele incluir saltos y burpees, el HILIT apuesta por movimientos controlados que ofrecen alta intensidad sin impacto directo en las rodillas.

Según Mayo Clinic y Harvard Health Publishing, este tipo de entrenamientos contribuye a mejorar la salud cardiovascular y la fuerza muscular, al tiempo que protege las articulaciones. Además, permiten fortalecer los músculos que estabilizan la rodilla, reduciendo el riesgo de futuras lesiones.
Alexz Parvi asegura que es posible trabajar todo el cuerpo de forma exigente sin recurrir a ejercicios agresivos para las articulaciones. El entrenador Luke Zocchi, reconocido por preparar a figuras como Chris Hemsworth, también promueve rutinas HILIT que igualan el gasto calórico de entrenamientos intensos tradicionales.
Entre los ejercicios más utilizados en este enfoque se destacan:

La recomendación general es realizar sesiones con intervalos de 30 segundos por ejercicio, ajustando la duración y las repeticiones según la condición de cada persona.
El respeto a los límites individuales es fundamental. Especialistas recomiendan mantener una buena hidratación, usar calzado adecuado y entrenar sobre superficies que amortigüen el impacto.

Asimismo, priorizar la técnica por encima de la cantidad de repeticiones, realizar un calentamiento previo y estirar al finalizar la rutina son prácticas esenciales para prevenir lesiones. Ante dolor persistente, los expertos aconsejan consultar a un profesional de la salud deportiva.
Elegir cardio de bajo impacto no implica renunciar a la efectividad del entrenamiento. Con una planificación adecuada, es posible cuidar las rodillas, mejorar la resistencia cardiovascular y quemar calorías de forma eficiente. Las nuevas tendencias confirman que mantenerse activo puede ser seguro y accesible para todos, incluso en presencia de molestias articulares.
Fuente: Infobae.