
El brote de sarampión en Estados Unidos ha superado los 1,000 casos confirmados, con al menos tres fallecimientos, según un recuento basado en datos públicos recopilados por AFP.
El brote comenzó a finales de enero en una zona rural de Texas, donde reside una comunidad religiosa menonita caracterizada por bajas tasas de vacunación. La situación ha despertado preocupación entre las autoridades sanitarias debido al rápido aumento de los contagios.
Este repunte recuerda al brote de 2019, que registró más de 1,200 casos —aunque sin muertes— principalmente en comunidades judías ortodoxas de Nueva York y Nueva Jersey.
La vacuna contra el sarampión es obligatoria en Estados Unidos, pero los estadounidenses de varios estados, como Texas, el segundo más poblado, pueden solicitar una exención por motivos religiosos o de otro tipo.
Y el uso de estas exenciones no ha parado de aumentar en los últimos años, sobre todo desde la pandemia de COVID-19 debido a la creciente desconfianza hacia las autoridades sanitarias y las compañías farmacéuticas.
La AFP contabiliza al menos 1,005 casos de sarampión desde el comienzo del año, un 70 % en Texas (sur).