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Un segundo vuelo con ciudadanos brasileños deportados desde Estados Unidos llegó este viernes a Brasil, en un contexto marcado por la tensión diplomática entre los presidentes Luiz Inacio Lula da Silva y Donald Trump.
De acuerdo con una fuente del Ejecutivo brasileño, la aeronave proveniente de Luisiana aterrizó en Fortaleza a las 16:15 horas con 111 pasajeros a bordo. "La información que tenemos es que todos son brasileños", explicó el funcionario, agregando que estas personas fueron repatriadas tras agotar los recursos legales para permanecer en EE.UU., "tal como se acordó con los estadounidenses".
Los deportados serán trasladados posteriormente a Belo Horizonte en un avión de la Fuerza Aérea Brasileña.
Este es el segundo vuelo de deportados recibido por Brasil desde el retorno de Trump a la Casa Blanca y la reactivación de sus operativos contra la inmigración. No obstante, las autoridades brasileñas subrayaron que este caso "no está directamente vinculado" a las recientes órdenes del mandatario estadounidense, sino que se enmarca en un acuerdo bilateral vigente desde 2017. Dicho acuerdo, que busca reducir el tiempo de detención de los migrantes en territorio estadounidense, ha permitido la repatriación de miles de ciudadanos en los últimos años.
Según datos de la Policía Federal de Brasil, en los últimos cuatro años se han realizado 94 vuelos de deportación con más de 7.500 brasileños.
El primer vuelo de deportación bajo la nueva administración de Trump, ocurrido el pasado 26 de enero, generó fuertes críticas por las condiciones en las que fueron trasladados los migrantes.
A bordo del avión viajaban 88 brasileños, quienes llegaron a Manaos con las manos y tobillos esposados. Imágenes de su arribo, junto con denuncias de "agresiones físicas, amenazas, trato degradante y restricciones en el acceso a alimentos y baños", llevaron al gobierno de Lula a calificar la situación como un "trato denigrante".
En respuesta, el Ejecutivo brasileño convocó al encargado de negocios de EE.UU. en el país para exigir explicaciones y revisar las condiciones de los operativos. "Cuando el avión abre su puerta, los deportados están bajo legislación brasileña y vamos a cuidar eso con cariño", declaró Lula, denunciando "un flagrante desprecio por los derechos fundamentales".
Tras este episodio, ambos gobiernos acordaron crear un grupo de trabajo para mejorar la operatividad de los vuelos de retorno y garantizar "seguridad y trato digno" para los deportados. Como parte de esta iniciativa, Brasil instaló un centro de atención a migrantes en el aeropuerto de Belo Horizonte, destinado a brindar apoyo a los repatriados.
El vuelo de las últimas horas será "objeto de evaluación" para determinar posibles ajustes en la logística de futuros operativos de repatriación.