La disputa legal entre Brad Pitt y Angelina Jolie por el Château Miraval, la bodega francesa que compartieron durante su matrimonio, sumó un nuevo capítulo tras la reciente solicitud del actor ante el Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles para acceder a comunicaciones privadas de su exesposa.
Pitt sostiene que los mensajes, correos electrónicos y chats de Jolie sobre la venta de su participación en la propiedad —efectuada en 2021 a Tenute del Mondo, filial del grupo Stoli— son claves para determinar si la operación se realizó de manera transparente.
Su equipo legal argumenta que Jolie estaría usando el privilegio abogado-cliente para ocultar información que debería ser revisada como parte del proceso judicial. “Corresponde a Jolie demostrar qué comunicaciones están protegidas por ley, no a Pitt desmentirlo”, afirmaron sus abogados.

La actriz, por su parte, rechaza la solicitud al considerarla una invasión a su privacidad y sostiene que muchas de las conversaciones requeridas contienen datos personales y familiares. Jolie ha insistido en que su decisión de vender su parte de la bodega fue legítima y que no ha vuelto a Miraval desde su separación en 2016 por los recuerdos dolorosos que le provoca el lugar.
El conflicto no solo gira en torno al patrimonio, sino que refleja también las tensiones emocionales que persisten tras el divorcio de la pareja, finalizado en diciembre de 2024 luego de ocho años de disputas judiciales.
El juez del caso, Martin L., ha rechazado varias mociones de Jolie, lo que permite a Pitt avanzar hacia la fase de descubrimiento de documentos. Se prevé que el juicio con jurado dure unas dos semanas, aunque podría extenderse dependiendo de la cantidad de pruebas presentadas.
Cada nuevo documento podría resultar determinante no solo en la validez de la venta de Miraval, sino también en la imagen pública de ambos actores, cuya batalla legal sigue exponiendo los aspectos más personales de su separación.