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Alejandra Arias y Jaime Martínez, una pareja colombiana que reside en Marbella, España, ha encontrado consuelo emocional en un bebé reborn llamado “Batmancito”, tras enfrentar la imposibilidad de tener hijos biológicos. La historia ha generado atención por el uso de inteligencia artificial y terapia emocional con muñecos hiperrealistas.
El muñeco fue creado en Canadá a partir de fotografías de la pareja cuando eran bebés. Alejandra aplicó herramientas de inteligencia artificial para simular expresiones y movimientos faciales, logrando que el muñeco pareciera reír, decir “mamá” y “papá” e incluso dar sus primeros pasos en videos.
Diagnosticada con una condición médica que le impide embarazarse sin riesgo, Alejandra cayó en una profunda depresión. Su esposo buscó apoyo profesional, y tras varias sesiones con una psicóloga, recibieron la sugerencia de emplear la terapia del bebé reborn, comúnmente utilizada en casos de duelo o pérdida perinatal.
El proceso de creación de “Batmancito” duró tres meses y dio como resultado un muñeco de aproximadamente tres kilos, con cabello natural y rasgos físicos basados en imágenes de la pareja. Desde entonces, lo han integrado a su rutina como si se tratara de un hijo.
En redes sociales, la pareja comparte momentos cotidianos con “Batmancito”: lo peinan, lo pasean y lo incluyen en actividades familiares. Alejandra ha declarado que el muñeco representa una fuente de felicidad y fue clave para superar su estado emocional.
Los bebés reborn son muñecos artesanales elaborados en vinilo o silicona que imitan la apariencia de un bebé real. Algunos incluyen mecanismos que simulan respiración o llanto. Aunque pueden ser herramientas terapéuticas efectivas, los expertos recomiendan su uso solo bajo supervisión profesional para evitar vínculos emocionales desproporcionados.
Más allá de la terapia por infertilidad o duelo, estos muñecos se están utilizando en el tratamiento de la soledad no deseada, especialmente en personas mayores. En estos casos, ofrecen compañía emocional, ayudan a establecer rutinas y promueven un sentido de responsabilidad que mejora la calidad de vida.