
La instalación y operación de barcazas generadoras en Los Negros de Azua ha encendido las alarmas entre residentes y pescadores de la zona, quienes señalan daños ambientales, ruidos molestos y la pérdida de recursos pesqueros, mientras que la empresa responsable ofrece beneficios económicos a líderes locales para frenar las protestas, según reveló el periodista Sandy Familia tras realizar recientemente una investigación.
Familia detalló que la empresa turca Corporate Chip ha intentado aplacar el descontento mediante la construcción de una carpa para los pescadores y la asignación de empleos a líderes comunitarios, lo que habría reducido la visibilidad de las protestas.
“Hay daño ambiental evidente, pero el beneficio económico ha logrado que la gente permanezca en silencio”, afirmó el periodista Sandy Familia.
El periodista explicó que la instalación de estas barcazas afecta la vida cotidiana de los pobladores: ruido constante, contaminación ambiental, desplazamiento de peces y cierre de playas que antes eran zonas turísticas y recreativas.
Además, denunció que quienes intentan hablar sobre la situación temen represalias, incluyendo arrestos y ataques físicos; un pescador incluso perdió un ojo en medio de las protestas.
Actualmente operan tres barcazas, una de ellas traída desde Cuba por deudas pendientes y también sin autorización oficial. Estas se encuentran en una zona protegida catalogada como refugio de fauna silvestre, lo que genera preocupación sobre el impacto en especies locales.
De acuerdo a indicado por el periodista en una conversación telefónica en El Sol de la Mañana, Familias de la comunidad aseguran que la barcaza comenzó a funcionar sin los permisos oficiales que habían sido solicitados el año pasado y negados por las autoridades dominicanas. La planta ya estaría inyectando 65 MW al sistema eléctrico nacional a un costo de 28 centavos de dólar por kilovatio, frente a los 8 centavos que cobra Punta Catalina.

Sandy Familia informó que el alcalde y director del distrito municipal reconocen la operación de las barcazas y la consideran un aporte al desarrollo energético, indicando que no pueden intervenir directamente. Además, la investigación revela que se han realizado conversaciones con líderes políticos locales y organizaciones comunitarias, así como acciones de responsabilidad social, como la construcción de canchas deportivas, con el fin de apaciguar tensiones.
La situación en Los Negros de Azua refleja un choque entre desarrollo energético, compromisos económicos y sostenibilidad ambiental, mientras la comunidad local enfrenta la difícil decisión de aceptar beneficios inmediatos a cambio del impacto a largo plazo en su entorno natural y social.