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Ante el nuevo embajador de Haití, la cordialidad

Ramón A. ( Negro ) Veras
Ramón A. ( Negro ) Veras
2 junio, 2025 - 1:01 PM
5 minutos de lectura
emmanuel fritz longchamp
Diplomacia
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1.- En el curso de la semana pasada, con la presentación de credenciales del nuevo embajador ante el presidente dominicano Luis Abinader, Haití renovó su representación diplomática en nuestro país.

2.- Desde hace muchos años el estado de tirantez ha caracterizado las relaciones entre Haití y la República Dominicana. Es de desear que ahora, en lo adelante, prime la cordialidad.

3.- No escapa a nuestro conocimiento que aquí hay sectores políticos que se sienten a gusto cuando la hostilidad hace acto de presencia en la buena conexión entre Haití y República Dominicana.

4.- Si aceptamos que la diplomacia es la actividad estatal en el campo de la política exterior,  debemos aceptar que cada Estado tiene objetivos a lograr aplicando distintos métodos.

5.- Lo ideal sería que, al emprender de nuevo las relaciones diplomáticas, ambos gobiernos pongan por delante los intereses de la mayoría de la población de cada nación.

6.- Históricamente, lo que ha traído la tensión entre los países es discordia que termina en desagradables conflictos.

7.- La coyuntura actual se presenta difícil para las relaciones entre Haití y la República Dominicana, principalmente por el fenómeno migratorio, en particular el caso de los inmigrantes haitianos indocumentados y la violación de los derechos humanos.

8.- El derecho a ejercer su soberanía no autoriza al gobierno dominicano a malos tratos contra los indocumentados haitianos.

9.- Lo más conveniente es que, por el bien y la seguridad personal de los inmigrantes indocumentados, ambos gobiernos, el de Haití y el de República Dominicana, recurriendo a medios diplomáticos, se acerquen mutuamente y con franqueza se pongan de acuerdo para que se interrumpan o concluyan los atropellos contra los indocumentados haitianos.

10.- En la actualidad, el punto más candente para los gobiernos que comparten la isla es el migratorio y, en particular, la inmigración indocumentada.

 11.- Existen medios o instrumentos legales adecuados para que la presencia en el territorio nacional de la  mano de obra haitiana esté plenamente rodeada de legalidad, lo que iría en provecho del inmigrante, de su país y el nuestro.

12.- A dos países pobres, uno más que otro, les conviene la concordancia, la armonía y acuerdos que descansen en unión para prosperidad y sanos propósitos.

 13.- La realidad está demostrando que, por la razón que sea, nuestro país precisa de la mano de obra haitiana y, de igual manera, Haití necesita tener ocupado un sector laboral que le genera recursos económicos.

14.- Entonces, si ambos países, Haití y la República Dominicana, resultan beneficiados con el trabajo de los inmigrantes haitianos, lo que procede es formalizarlo  como ha ocurrido con éxito en otras ocasiones. 

15.- Convenir, ponerse de acuerdo en lo que es favorable para cada una de las partes, es pactar poniendo por delante el sentido común y recomendable.

16.- Reanudar las relaciones diplomáticas debe servir para que Haití y la República Dominicana comiencen a eliminar la disensión y la discordia, para que predomine la relajación y la concordia.

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