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América y las preocupantes semejanzas del mal

Pablo McKinney
Pablo McKinney
27 enero, 2025 - 5:08 PM
3 minutos de lectura

Comencemos con Cabral por aquello de “América/, muchacha/, prefiero el peligro de quererte/ a esperar de rodillas a la suerte/. Si después de la vida se renace/, aún me queda la esperanza de la muerte”; y si no la muerte, a la América total le va llegando el dolor de la arrogancia, el abuso improvisado, el tufo autoritario de quien se sabe con el poder de humillar pueblos y echar del gobierno a quien -digno- ose exigirle respeto, solo respeto.

Siete días después de asumir el cargo, Donald Trump ha comenzado a actuar (ya no solo hablar) contra el resto del mundo, y especialmente contra los países que considera su “patio trasero” cual si fuera un tiranuelo dictador, un patriarca sin otoño de esos que la CIA coloca en nuestros países después de promover y financiar golpes de Estado a gobiernos democráticos. Hagan memoria.

Con sus amenazas contra Colombia, Trump ha retornado a la política exterior gringa de 1904, en la que los místeres decidieron aquello de “América para los americanos”, aunque en realidad se trató de saquear, invadir o asesinar a los nativos del continente; invadir para ocupar los pueblos de la gran América. Por eso hoy México le canta: “Los mexicanos no cruzamos la frontera, la frontera nos cruzó a nosotros”.

Y dado que temprano Haina ha comenzado a moler, a continuación les dejo preocupantes semejanzas entre Trump y Hitler. Veamos: Como Hitler, Trump llegó al poder a través de elecciones democráticas. Ambos basaron su relato en la promesa de hacer grande de nuevo a sus respetivos países. Los dos consiguieron el poder gracias al apoyo de la ultraderecha de sus naciones y se ocuparon de ubicar a los “culpables” de sus problemas; judíos, gitanos y comunistas (Hitler); inmigrantes, cultura woke y la comunidad LGTB (Trump).


Ambos necesitaron/necesitan aumentar su espacio de acción directa, Austria, Checoslovaquia, Lituania (Hitler); Groenlandia, Canadá, Panamá (Trump). Los dos aumentaron/aumentarán drásticamente el gasto militar. Uno (Hitler) buscó la autarquía limitando la capacidad de compra en el extranjero, y el otro (Trump) imponiendo aranceles. Ambos recibieron el apoyo de los partidos fascistas de otros países democráticos.

Cuando cayó Hitler, todos dijeron, “Nunca pensamos que pudiera llegar tan lejos”. ¿Qué diremos nosotros mañana? Tal vez, citaremos vencidos las tan citadas palabras finales del poema del pastor alemán Martin Niemöller: “Ahora vienen a por mí… pero ya es demasiado tarde”.

El bulevar de la vida
Pablo McKinney

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