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Preocupación en Trinidad y Tobago por instalación de sistema de radar estadounidense

La presencia del radar en Crown Point sugiere un cambio a una "defensa activa" en el Caribe, generando dudas sobre la soberanía y las implicaciones militares y económicas para Trinidad y Tobago.

Vicner Ogando
Vicner Ogando
5 diciembre, 2025 - 12:55 PM
5 minutos de lectura
Una lancha rápida de la Guardia Costera de Trinidad y Tobago patrulla mientras el buque de guerra USS Gravely es visto a la distancia desde Puerto España el 26 de octubre de 2025.
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La instalación de un nuevo sistema de radar estadounidense de largo alcance en la isla de Tobago ha generado preocupación en Trinidad y Tobago y en otros países del Caribe, en medio del aumento de las tensiones diplomáticas y militares entre Estados Unidos y Venezuela.

La medida plantea interrogantes sobre la seguridad regional, la soberanía y el impacto económico, particularmente en el sector turístico.

El teniente comandante retirado Norman Dindial, exjefe del Centro Nacional de Vigilancia Costera por Radar de Trinidad y Tobago, advirtió que el despliegue marca un cambio hacia una etapa de “defensa activa” en el sur del Caribe, próximo al territorio venezolano.

Según explicó, el radar instalado en Crown Point requeriría sistemas de defensa antimisiles, lo que implicaría la presencia de capacidades de ataque tierra-aire y tierra-tierra, así como una posible expansión del equipamiento militar en la zona.

Dindial señaló que los grupos navales estadounidenses ya operan con radares avanzados y plataformas del Sistema de Alerta y Control Aéreo (AWACS), por lo que el nuevo radar ampliaría el alcance de detección y selección de blancos.

También cuestionó la falta de transparencia sobre la operación del sistema, el acceso a los datos y si Trinidad y Tobago tendría que adquirir el equipo en el futuro, lo que —advirtió— podría derivar en una presencia militar permanente de Estados Unidos en el área.

La inquietud regional aumentó tras la declaración del presidente estadounidense, Donald Trump, del pasado 29 de noviembre, cuando anunció el cierre total del espacio aéreo venezolano. Días después, aeronaves militares de Estados Unidos aterrizaron en Tobago. El ex primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, consideró que el despliegue debió discutirse a nivel de la Comunidad del Caribe (Caricom) y advirtió que coloca a Trinidad y Tobago en una posición de vulnerabilidad.

Ante las preocupaciones, la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, informó que fue su gobierno el que solicitó el radar a Estados Unidos y aseguró que la población no debe alarmarse, ya que el sistema busca fortalecer la seguridad nacional. Sin embargo, sectores sociales y económicos mantienen sus cuestionamientos por el alcance estratégico de la instalación.

En el ámbito económico, el turismo ya empieza a mostrar señales de impacto. El presidente de la Asociación de Hoteles y Turismo de Tobago, Reginald MacLean, afirmó que los operadores atraviesan un período de incertidumbre. Las líneas de cruceros han reducido las reservas y al menos una embarcación canceló su escala prevista para el 5 de diciembre. El economista Taharqa Obika indicó que la economía local, altamente dependiente del turismo, enfrenta una caída en las llegadas y en la ocupación hotelera.

Aunque algunos sectores consideran que la vigilancia puede generar sensación de mayor seguridad para visitantes estadounidenses, otros advierten sobre los riesgos. La activista Cassarina Moodie, de la Iniciativa de Resiliencia Climática Sostenible, afirmó que cualquier escalada militar entre Estados Unidos y Venezuela tendría consecuencias directas para todo el Caribe, con efectos tanto en la estabilidad como en la actividad turística.

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