Un nuevo incendio, conocido como Hughes Fire, se desató en Castaic Lake, al norte de Los Ángeles, obligando a evacuar a más de 30,000 personas, incluidas 5,000 de una prisión cercana, debido a que en solo seis horas, el fuego arrasó 3,500 hectáreas, impulsado por vientos fuertes, vegetación seca y baja humedad.
Aunque las llamas destruyeron principalmente áreas naturales, más de 4,000 bomberos, junto con helicópteros y bombarderos de agua, trabajan intensamente en la zona.
Según Anthony Marrone, jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, la situación es más favorable que en los incendios recientes gracias a los recursos disponibles.
"La situación sigue inestable y el fuego sigue siendo difícil de contener, pero lo estamos controlando", declaró.
Finalmente, las autoridades instaron en la importancia de respetar las órdenes de evacuación para evitar riesgos innecesarios.